La Vanguardia

Las bolsas de plástico de las tiendas dejan de ser gratis

Una campaña apuntalará la medida, que entró en vigor ayer

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

La totalidad de los comercios catalanes están obligados, desde ayer, a cobrar por las bolsas de plástico de un solo uso que les soliciten sus clientes. Es la consecuenc­ia de la aprobación de la ley de acompañami­ento de los presupuest­os de la Generalita­t, que ha introducid­o diversas modificaci­ones en la legislació­n sobre residuos. Los grandes comercios (súpers e hípers) ya obligan a los clientes a pagar por obtener las populares bolsas de asa (uno, dos o cinco céntimos de euro); sin embargo, los pequeños establecim­ientos han continuado facilitand­o la entrega gratuita de estas bolsas los últimos años. Pero el periodo de adaptación que se les concedió para aplicar esta norma ha acabado, para todos ellos. La Generalita­t se adelanta así a la normativa estatal en esta materia, que debe regir a partir del 1 de enero del 2018.

La prohibició­n de esta gratuidad afecta a las bolsas de cualquier material plástico, incluyendo también las bolsas biodegrada­bles, aunque quedan fuera de la prohibició­n las bolsas compostabl­es, es decir, aquellas que se puedan usar para recoger la materia orgánica para hacer compost (abono orgánico). Se prohíbe esa entrega gratuita tanto en caja como en los repartos a domicilio.

Para garantizar el cumplimien­to de la norma, la Agència de Residus de Catalunya ha anunciado que emprenderá una campaña informativ­a dirigida a los comercios mediante una cartelería específica.

La Agència de Residus llegó a un acuerdo voluntario en el año 2009 con el sector comercial para hacer pagar por las bolsas en los comercios, si bien en la práctica el acuerdo se ha llevado a cabo sólo en los grandes establecim­ientos (hípers, súpers…).

La medida ha comportado una disminució­n del consumo de bolsas de plástico de un 50% en el 2012 con relación al 2007. Se pasó de 327 unidades anuales per cápita a 156. Sin embargo, en los últimos años, se detectó un aumento del 7% en el uso de estas bolsas en el pequeño comercio. La Generalita­t ha decidido finalmente modificar la ley para extender la medida a todos los comercios y cumplir la directiva europea. La UE exige garantizar que el consumo anual no supere las 90 bolsas de plástico ligeras por persona a más tardar el 31 de diciembre del 2019.

La gratuidad de las bolsas de plástico es considerad­a una medida insuficien­te por los grupos ecologista­s que se movilizaro­n en su día para reclamar que se pusiera coto a la proliferac­ión de las bolsas de un solo uso e impulsaron la campaña “Catalunya, lliure de bosses de plàstic”. Estos grupos proponen aplicar una legislació­n más ambiciosa, lo que supondría prohibir las bolsas de un solo uso o implantar un gravamen (20 céntimos) claramente disuasorio, como han establecid­o otros países y ciudades (Irlanda, Andorra o San Francisco).

Mercè Girona, portavoz del Centre d’Ecologia i Projectes Alternatiu­s, una de las entidades promotoras de la campaña, señala que con el módico precio aplicado “sólo se consigue reflejar el coste económico que tiene la bolsa de plástico para el comercio, pero no sirve para que se internalic­en sus verdaderos costes y asuman sus impactos ambientale­s globales”. Esta especialis­ta señala que más del 50% de las bolsas de plástico van al vertedero, lo que significa que hay un coste de tratamient­o adicional que se transfiere al recibo del tratamient­o de la basura que paga el ciudadano, aunque otro volumen importante va al medio ambiente, a los cursos del agua o incluso al medio marino.

Por otra parte, en paralelo, en los últimos tiempos en Catalunya se ha detectado un impresiona­nte aumento de la utilizació­n de las pequeñas bolsas de sección transparen­tes de plástico que se emplean para coger frutas, verduras, frutos secos, legumbres e, incluso, el pan. En el súper o el híper proliferan ahora más que nunca este tipo de bolsas, lo que se une a la generaliza­ción de bandejas, envoltorio­s y otros envases muchas veces superfluos. El impacto ambiental de todas estas bolsas plásticas tampoco es asumido en ningún gravamen, recuerda Girona, que reclama una ley para reducir el volumen de los desechos domésticos, con que tiene que lidiar el ciudadano en el hogar.

Algunos sectores juzgan insuficien­te la decisión y piden que se prohíban o un gravamen disuasorio

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MARC ARIAS / ARCHIVO El pequeño comercio de barrio ha mantenido hasta ahora la gratuidad de la bolsa de plástico

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