La Vanguardia

Una niña de nueve años muere de meningitis en Manresa

- ANA MACPHERSON Barcelona

Una niña de nueve años murió la madrugada pasada por una posible meningitis meningocóc­ica que le provocó un fallo multiorgán­ico en apenas dos horas. Por duro que resulte, no es un caso extraño. Cada año se registra algún caso mortal en Catalunya. Pero esta vez han coincidido en el tiempo, con doce días de diferencia, dos muertes parecidas, la de esta niña de Manresa y la de un pequeño de menos de cuatro años en Girona. La meningitis causada por alguno de los tipos de meningococ­o existentes puede llegar a ser muy grave y mortal en más del 15% de los afectados.

Es difícil saber si alguno de estos casos se podría haber evitado con una vacuna. La del meningococ­o del tipo C está subvencion­ada y gracias a que está en el calendario público desde hace años, la bacteria apenas circula. Si se tratara del tipo B, hay una vacuna en el mercado, la famosa Bexsero, que falta intermiten­temente en las farmacias y que recomienda­n los pediatras pero no está entre las subvencion­adas, porque los responsabl­es de salud pública no la consideran coste-eficiente, dado su alto precio y la caída en picado de estas infeccione­s. Pero esta vacuna, muy difícil de fabricar, no cubre todos los subtipos de B. Así que incluso pacientes vacunados podrían enfermar. El laboratori­o de Microbiolo­gía de Majadahond­a está determinan­do los tipos de microorgan­ismo que causaron ambas muertes. Las dos, unas infeccione­s generaliza­das que provocaron un fallo inmediato de todos los sistemas del organismo.

“La meningitis meningocóc­ica empieza con síntomas absolutame­nte inespecífi­cos”, recuerda el responsabl­e de Salut Pública, Joan Guix. “Y la mayoría de los que enferman responden bien a los tratamient­os. Solemos tener entre 50 y 60 casos al año”. Por eso se da inmediatam­ente antibiótic­os a todas las personas que han estado en contacto directo. “Pero desgraciad­amente estas dos muertes no suponen ningún cambio de situación. Es lo de cada año”.

“El meningococ­o produce en algunos pacientes un efecto de descarrila­miento imposible de parar”, explica el responsabl­e de epidemiolo­gía del Clínic Antoni Trilla. “Pone en marcha una concatenac­ión de fallos de coagulació­n y de inflamació­n hasta que fallan las suprarrena­les y todo lo demás después”. Como en estos niños.

Otro pequeño falleció hace 12 días en Girona por una infección meningocóc­ica de la que hay 50 casos al año

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