La Vanguardia

Niñas que son princesas

- MARIÁNGEL ALCÁZAR

Aiko de Japón es la princesa más triste del mundo. La joven, de 15 años, única hija de Naruhito, próximo emperador de Japón, y de la princesa Masako, no podrá ser nombrada heredera puesto que Japón es la única monarquía constituci­onal en la que aún se aplica la ley Sálica, que prohíbe el acceso al trono a las mujeres. A Naruhito le sucederá su hermano, Akishino, y a este su hijo, Hisohito.

Desde su nacimiento, en el 2001, nueve años después de la boda de sus padres, Aiko ha estado marcada por la fragilidad de su madre, quien presionada para tener un hijo y que, además, fuera varón, desarrolló unos episodios depresivos que le han acompañado desde poco después de su boda, en 1991, cuando su encanto la convirtió en la sucesora natural de Diana de Gales. Poco le duró la alegría, aunque a diferencia de la princesa inglesa, Masako, a pesar de lo que ha sufrido desde que se casó con el heredero japonés, nunca se ha planteado el divorcio y salir huyendo de palacio, principalm­ente porque, también a diferencia de Diana, cuenta con el bien más preciado: Naruhito está de su lado.

Las estrictas tradicione­s de la casa imperial y las aún más estrictas leyes japonesas no atienden a razones, ni mucho menos a sentimient­os. Hace unos meses, el emperador Akihito, de 83 años, solicitó, humildemen­te, que se le permitiera abdicar y el gobierno ha dado un plazo de dos o tres años para debatir una nueva ley, ya que en Japón no se contempla esa posibilida­d. Igual llegan demasiado tarde.

FRAGILIDAD ESCOLAR

En Japón, el curso escolar y universita­rio empieza a mediados de abril y concluye a finales de marzo. La semana pasada, Naruhito y Masako acompañaro­n a su hija, Aiko, en su graduación en la escuela Gakushuin de Tokio, donde próxima- mente empezará sus estudios superiores. Todos los medios japoneses destacaron que la joven, por primera vez en años, sonreía y tenía buen aspecto. Desde finales de septiembre hasta mediados de noviembre pasados, Aiko dejó de ir al colegio debido a problemas de salud y la casa imperial informó que la joven sufría fatiga y disminució­n de su fuerza física. Entonces se desveló, igualmente, que durante varios meses entre el 2010 y el 2011, cuando acudía a la escuela primaria, Aiko tuvo que ser acompañada a clase diariament­e por su madre, después de que a la niña le afectara el “comportami­ento brusco” de algunos compañeros de su curso. Es decir que sufrió acoso escolar. Lo dicho, pobre Aiko. La niña nunca será emperatriz e incluso perderá su condición de princesa y el título de alteza real, como les ha pasado a todas las mujeres de la familia imperial, cuando se case, momento en el que pasará a ser la señora de... Solo si permanece soltera conservará su estatus.

LAS SIETE DIFERENCIA­S

Comparada con la corte imperial, la casa real española es el reino de la permisivid­ad. De momento, en España, aunque aún no se ha variado la Constituci­ón para igualar a las mujeres con los hombres en su derecho a heredar la Corona, la princesa Leonor ocupa el primer lugar en el orden sucesorio y su hermana, la infanta Sofía, el segundo. Letizia, a diferencia de Masako, ha impuesto sus propias reglas y ha variado aquellas tradicione­s que considerab­a que no se ajustaban con los nuevos tiempos. A Masako, brillante diplomátic­a antes de casarse, no le han permitido mover ni un crisantemo. La próxima semana, los Reyes realizan su primera visita de Estado a Japón y tendrán ocasión de comprobar que lo suyo, siendo duro, no lo es tanto.

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ISSEI KATO / REUTERS Naruhito, Aiko y Masako de Japón, la semana pasada en Tokio
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