Teatro de sobremesa
La mítica Forced Entertainment lleva al Lliure todas las obras del autor en 36 funciones de una hora
El Teatre Lliure acoge del miércoles al domingo una peculiar representación de las obras completas de Shakespeare, protagonizadas por utensilios de cocina y objetos domésticos variados con los que se representarán los textos del genial escritor inglés en sesiones de una hora por obra.
Todo Shakespeare. Todas sus obras. En 36 funciones de una hora desde hoy a las siete de la tarde hasta el domingo a las once. Eso sí, interpretadas de una forma peculiar: un performer, una mesa y... utensilios de cocina y todo tipo de objetos domésticos que se convierten en reyes, príncipes, generales, asesinos y bufones. Es Complete works: table
top Shakespeare, y llega hoy al Lliure de Gràcia de la mano de la mítica compañía británica Forced Entertainment que dirige Tim Etchells.
Todo un tour de force en inglés y sin subtítulos porque, dice Etchells, “no hemos querido fijar los textos porque la improvisación de los performers ayuda a la energía y la vivacidad de las piezas, a contactar con el público. Los performers están sentados a una mesa, cuentan una historia, usan los materiales que tienen para hacer la obra vívida y clara. Hay algo esencial en eso, juguetón, que está en el corazón del teatro”.
Etchells explica que al aproximarse a las obras de Shakespeare –comienzan hoy con Macbeth, La
comedia de los errores, Medida por
medida y El rey Lear– les interesaba reducirlas a los argumentos y explorar los mecanismos que las hacen funcionar. “Les da una perspectiva muy distinta. Hacemos las obras pero a la vez no las hacemos para nada, sólo las delineamos, presentando su corazón en un espectáculo de marionetas de baja fidelidad. Y lo interesante es que funcionan incluso en esta forma reducida y casera, siguen estando cargadas”.
En las obras, dice, a veces juegan con el simbolismo simple y cómico: Coriolano es un gran trofeo de plata, Ofelia una flor de papel en un delicado jarrón. Pero otras veces, explica, el público no puede “establecer ninguna razón por la que tal personaje deba ser un bote de pintura azul”. “Es importante que el casting a veces sea significativo y otras arbitrario. No queríamos que estuviera sobrecargado de simbolismo. Los objetos son como marionetas, pero también son sustitutos de los personajes, avatares. Y los performers son narradores que cuentan las historias con un lenguaje ordinario y a la vez son maestros de marionetas. Parte de su trabajo es llevar a la audiencia a un viaje, la otra dar vida a los objetos, hacernos pensar sobre ellos como si fueran personajes. Mucho de su trabajo es focalizar la atención y descubrimos pronto que los performers deben tratar los objetos cuidadosamente y con mucha atención para lograrlo”.
Por supuesto, los objetos son en parte cómicos: “Cogemos grandes obras, iconos culturales, y los devolvemos a la tierra con objetos banales. Un rey es un bote de pegamento. Una princesa, uno de mermelada. Un sirviente, un martillo. Pero a la vez los objetos logran reemplazar a los personajes, aunque parezca absurdo. Te preguntas qué van a hacer o decir. Hay algo estúpido y mágico en lo que hacemos con ellos. Y la estupidez y la magia están conectadas”. Pero hay más. Shakespeare está lleno de violencia y muerte. “Los objetos son inexpresivos, sin vida, sin carne, efímeros, y se les pide que representen a cuerpos sufrientes, heridos, moribundos, muertos. Hay una crueldad extra en esto, como si el sufrimiento se multiplicara por su representación con objetos, más humillados, más mudos. Quizá que haya con ellos una menor expresión de emoción nos empuja como espectadores al vacío de imaginarla, llenarla, amplificarla”, reflexiona. Y advierte que “en las muertes hay algo muy potente en estos montajes . Como espectadores invertimos tiempo en imaginar los objetos vivos . Cuando mueren nos enfrentamos a una maniobra paradójica, hemos de hacer el proceso inverso, devolver esos objetos al estado banal como signos de cuerpos inertes. Las escenas finales de Tito Andrónico o
Lear o Macbeth, con los escenarios llenos de sangre, son absurdos y terribles en nuestras versiones”.
Etchells subraya que Forced Entertainment, que nació en 1984, ha realizado estas décadas “un largo experimento sobre las posibilidades del teatro y la performance”. “La pregunta era qué clase de diálogo y experiencias para la audiencia podíamos generar. Conectar con la audiencia es lo que nos emociona, encontrar caminos para reinventar el teatro y atravesar las defensas de la gente”, explica. Y reconoce que al principio de su trayectoria estaban casi asustados por la vivacidad del teatro. Les fascinaba el cine y querían crear mundos extraños, alternativos, paisajes en los que se pudiera curiosear. Utilizaban mucha banda sonora y decorados y construían mundos escénicos completos. Luego les interesó más la fragilidad de la performance en tiempo real, con su posibilidad de intimar con el público. “Los mundos de las piezas se hicieron más frágiles y porosos. Y estar en vivo y ahora se hizo el foco, esa negociación con la comunidad temporal que es la audiencia. Ahora nuestras performances pueden ser cualquier cosa. Me interesa desde la intimidad intensa al gran espectáculo caótico”.
OBJETOS Y PERSONAJES Coriolano es un gran trofeo de plata; Ofelia, una flor de papel en un delicado jarrón CÓMO MUEREN LOS OBJETOS “Los finales de ‘Tito Andrónico’ y ‘Macbeth’ son absurdos y terribles en nuestras versiones”