LÍDER NORCOREANO
Con el lanzamiento de un misil la víspera de la cumbre EE.UU.-China, el régimen norcoreano envía un mensaje de que no renunciará a su programa de rearme, uno de los temas de la reunión entre los presidentes Trump y Xi.
Corea del Norte se autoinvitó ayer a la cumbre que a partir de hoy mantienen en Florida los presidentes de EE.UU., Donald Trump, y China, Xi Jinping. El ejército norcoreano lanzó un misil balístico de alcance medio que cayó en el mar del Este o de Japón, confirmando así la amenaza que supone el programa nuclear que desarrolla Pyongyang. Una acción condenada por EE.UU., Japón y Corea del Sur, y que halló una temperada respuesta de China, que no reprobó la iniciativa.
Corea del Norte volvió a demostrar ayer a la comunidad internacional su control del calendario internacional. Lanzó un misil Pukguksong-2, conocido como KN-15, de alcance medio, que voló unos 60 kilómetros y alcanzó una altura de 189 kilómetros, la víspera del inicio de la cumbre entre Trump y Xi, en Mar-a-Lago y cuando las fuerzas aeronavales de EE.UU., Japón y Corea del Sur, llevan a cabo unas maniobras conjuntas.
Con ello Pyongyang intentó reafirmar su mensaje a los dos líderes de que no renunciará a su programa de rearme, que será uno de los principales temas de la reunión. Una señal que es todo un reto a China, su principal valedor.
Y es que, en contraposición a Washington, Seúl y Tokio, Pekín no condenó ayer el tiro. “En este momento, todas las partes deberían ser prudentes y no hacer nada que lleve a una escalada de las tensiones” dijo Hua Chunying, la portavoz de Exteriores china, quien reclamó un “enfoque equilibrado” para alcanzar un pacto.
Su apuesta choca con las ideas que Trump, que quiere que China asuma un mayor compromiso y obligue a Pyongyang a abandonar su programa nuclear y de misiles, bajo la amenaza de que si no EE.UU. actuará de forma unilateral. Así lo recordó ayer su secretario de Estado, Rex Tillerson, quien reiteró el hartazgo de Washington y precisó que “EE.UU. ya ha hablado suficiente sobre Corea del Norte. No tenemos nada más que añadir”, en alusión a la advertencia que lanzó en su reciente viaje asiático de que todas las opciones estaban encima de la mesa, incluida la militar. Una posición aplaudida por las autoridades de Seúl y Tokio.