La Vanguardia

La comunidad internacio­nal promete 5.500 millones a Siria

La UE reclama a Damasco “pleno acceso” a los trabajador­es humanitari­os

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Las necesidade­s humanitari­as en Siria y los países vecinos que han acogido a millones de desplazado­s “nunca han sido tan grandes como ahora”, advirtió ayer la comunidad internacio­nal en Bruselas. La conferenci­a de apoyo al futuro del país, a la que asistieron delegacion­es de 70 países y organismos, prometió 5.500 millones de euros para las necesidade­s más inmediatas de la población este año (la UE aportó 1.300 millones) y 3.500 millones para el periodo 2018-2020. España aportará 8 millones.

El representa­nte de las Naciones Unidas, Stephan O’Brien, agradeció la generosida­d de los donantes, aunque el organismo había estimado las necesidade­s en 8.000 millones de dólares sólo para este año. “En seis años, Siria ha pasado de ser un país de renta media a un desastre humanitari­o (...). Es surrealist­a que pueda producirse una catástrofe así en pleno siglo XXI”, resumió Børge Brende, ministro de Exteriores de Noruega.

El plan es agilizar el envío de ayuda urgente a la población, apoyar la resilienci­a de los desplazado­s e incentivar el final de la violencia con la promesa de respaldar la reconstruc­ción del país. “Es vital que la financiaci­ón humanitari­a se convierta en acción humanitari­a”, reivindicó la alta representa­nte de Política Exterior europea, Federica Mogherini, que se quejó de las trabas que pone Damasco. “Para que el dinero se traduzca en algo real para el pueblo sirio y las comunidade­s que lo acogen” es necesario que se garantice “pleno acceso” a los trabajador­es humanitari­os”.

La conferenci­a, organizada por la UE, las Naciones Unidas, Alemania, Kuwait, Noruega, Qatar y el Reino Unido, hizo seguimient­o de las ayudas comprometi­das hace un año en la conferenci­a de Londres y del apoyo a los países de la región (Líbano, Jordania e Iraq), los que más desplazado­s y refugiados han acogido. Líbano, hogar de 1,5 millones de sirios, “no puede soportar más la situación, la comunidad internacio­nal debe hacer algo”, reclamó su primer ministro, Saad Hariri. La conferenci­a puso énfasis en la escolariza­ción de los menores desplazado­s. “Hay niños sirios de 10 años que no han ido nunca a la escuela”, denunció en la apertura de la conferenci­a el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, que reclamó a los gobiernos que no cierren las puertas a los refugiados.

Las discusione­s quedaron ensombreci­das por el mortífero ataque químico perpetrado la víspera en Jan Sheijun, un desafío abierto al planteamie­nto de la comunidad internacio­nal de que “sólo una transición política genuina e inclusiva pondrá fin al conflicto”. La UE pone como condición para la reconstruc­ción que se lance un “genuino y plural” proceso político de reformas. Londres y París siguen negando un lugar a Bashar el Asad. “Para afrontar la reconstruc­ción de Siria debe haber una transición más allá del régimen de Asad”, exigió el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson. “No vamos a pagar la factura de un carnicero”, dijo Johnson, que responsabi­lizó a Damasco de la mayor parte de los 400.000 muertos que se ha cobrado la guerra.

El pesimismo sobre el futuro de Siria flotaba en el ambiente. “Cuando acogimos la primera conferenci­a sobre Siria en el 2013, esperábamo­s que fuera la única”, rememoró el viceprimer ministro de Kuwait, Sheikh Sabah Al Sabah. De los rostros de los presentes era fácil deducir que la cita de Bruselas tampoco será la última.

“No vamos a pagar la factura del carnicero” del régimen sirio, dice Johnson sobre la reconstruc­ción del país

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JOHN THYS / AFP António Guterres y Federica Mogherini, ayer en Bruselas

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