El buenismo del Papa hacia el islam irrita a los cristianos de Oriente Medio
Francisco tendrá que medir mucho sus palabras en su próxima visita pastoral a El Cairo, los días 28 y 29 de este mes, para mostrarse dialogante y conciliador con los musulmanes pero sin irritar a las castigadas minorías cristianas en Oriente Medio, muy inquietas por una actitud del Papa que consideran demasiado buenista hacia el islam.
De la preocupación de los cristianos en el mundo árabe se hizo eco ayer uno de los mayores expertos mundiales en la materia, el jesuita de origen egipcio Samir Khalil Samir, director del Centro de Documentación y de Investigaciones Árabes Cristianas (Cedrac), en Beirut, autor de decenas de libros y profesor del Pontificio Instituto Oriental. “El Papa es de Argentina –afirmó ayer Samir en un encuentro con la prensa–. No conoce el islam. Ha conocido a un imán, muy educado. Tuvo una buena relación. A mi entender, su ignorancia del islam no ayuda al diálogo. Ha dicho con frecuencia que el islam es una religión de paz. Esto es, simplemente, un error”.
El estudioso jesuita, de 79 años, fue siempre muy respetuoso con Francisco –con quien se entrevistó durante media hora, en junio pasado– y luego matizó un poco sus palabras, pero la base de su argumento se mantuvo. Según Samir, el Papa, de buena fe, “proyecta buenas intenciones” en sus interlocutores musulmanes, aunque eso le lleva a no acertar en el diagnóstico sobre lo que está ocurriendo. El jesuita afirmó haber recibido decenas de cartas de árabes católicos exiliados en Europa en las que admitían su frustración por el enfoque demasiado blando de Francisco y anunciaban que, de seguir así, abandonarían la Iglesia católica. “Yo les dije, calmaos; ha errado, era infantil, pero tenía buenos propósitos”, agregó Samir.
Para el experto egipcio, ni el Papa ni nadie puede llevarse a engaño. “El islam, por naturaleza, es una religión de conquista, si es necesario con la guerra y, si no, con la presión (social) interna”. Samir explicó cómo la proporción entre cristianos (coptos) y musulmanes se decantó, demográficamente, hacia un predominio cada vez mayor del islam en Egipto, ya a partir del siglo XIII, si bien los cristianos, sobre todo los que inmigraron de Siria y Líbano, en el siglo XIX, aportaron mucho a nivel económico, científico y cultural a la sociedad egipcia.
El viaje papal a El Cairo, pese a todo, puede tener, a juicio de Samir, efectos positivos sobre la imagen global de los cristianos porque el Papa aparecerá como “hombre pacífico, tranquilo, fraternal, un espejo del cristianismo” y eso debería ser beneficioso para la comunidad copta a nivel interno egipcio.