Recortes sanitarios ante la Audiencia
LA Audiencia de Barcelona ha ordenado investigar si la muerte de una decena de pacientes del servicio de cardiología de Vall d’Hebron podría estar relacionada con los recortes de recursos económicos y humanos aplicados a dicho hospital a raíz de la crisis; recortes que propiciaron más largas listas de espera y una ampliación de los plazos para obtener hora en quirófano. Esta investigación, que ayer adelantó La Vanguardia, tiene su origen en una denuncia del doctor Manuel Galiñanes, jefe del servicio de cardiología del mencionado centro entre el 2010 y el 2015. Este médico ha demostrado ser un hombre perseverante. Primero puso los hechos denunciados en conocimiento del Síndic de Greuges. Después los elevó a la Fiscalía, que archivó las diligencias. Luego presentó denuncia en un juzgado de instrucción, que sobreseyó el tema. Y posteriormente presentó recurso ante la Audiencia, que ordenó al juez investigar si esa mayor demora en las listas de espera tuvo incidencia en las muertes. Si fuera así, según el tribunal, podríamos estar ante “diversos delitos de homicidio, por omisión o por imprudencia”.
Los responsables del hospital Vall d’Hebron comparecieron ayer ante la prensa y efectuaron una cerrada defensa de su actuación. Dijeron estar muy tranquilos de su desempeño profesional. Añadieron que la revisión de los expedientes de los historiales clínicos citados en el auto judicial apunta a que los fallecimientos no tuvieron en ningún caso que ver con los plazos de espera. Y subrayaron que los profesionales de la sanidad pública multiplicaron sus esfuerzos para paliar las carencias de una etapa difícil y prestar en todo momento el mejor servicio posible.
Sobre este último extremo no albergamos la menor duda. Facultativos, enfermeras y demás personal sanitario han dado pruebas reiteradas de su competencia y entrega. Dicho lo cual, recordaremos que los recortes supusieron en el 2011 en Catalunya una reducción del 6% de la actividad sanitaria, que de eso se derivó un aumento del número de personas en lista de espera y, por tanto, demoras en los plazos de atención hasta entonces habituales.
Muchos ciudadanos sufrieron en carne propia estas dilaciones. Para los que sanaron, eso quizás sea ya agua pasada. Otros siguen necesitando atenciones. Unos y otros agradecerían, además del sobreesfuerzo del personal y de las defensas de parte, un análisis imparcial sobre el alcance y los efectos reales de los recortes. Esa es también una responsabilidad de las autoridades sanitarias. Y a los usuarios les gustaría verla satisfecha.