Vall d’Hebron defiende que ningún paciente murió por estar en espera
La Audiencia ordenó investigar la denuncia del ex jefe de cirugía cardiaca
Vall d’Hebron se defendió ayer en bloque de las acusaciones del ex jefe de cirugía cardiaca, Manuel Galiñanes, de que ocho pacientes que estaban en la lista para ser operados en el hospital murieron durante esa espera debido a los recortes sanitarios. Esos hechos denunciados, que habían sido desestimados por el Síndic de Greuges en noviembre del 2015 y posteriormente por la Fiscalía y el juzgado de instrucción número 27, han sido considerados por la Audiencia Provincial como posibles delitos que se han de investigar. Y por eso, como publicó ayer La
Vanguardia, ha ordenado a ese juzgado que lo haga y le encomienda que busque un perito ajeno al Institut Català de la Salut.
“Estamos muy tranquilos, porque tras revisar las ocho historias clínicas que se citan en el auto, que hemos conocido por los medios de comunicación, podemos afirmar que ninguno de los fallecimientos está relacionado con el tiempo de espera”, explicó el gerente de Vall d’Hebron, Vicenç Martínez Ibáñez. Todas las personas a las que se refiere Galiñanes en su denuncia murieron en casa, la mayoría por muerte súbita, uno por cáncer, otro por un ictus y, en un caso, tras rechazar ser operado. Según explicó el actual responsable de cirugía cardiaca, ninguna de las familias de estos pacientes ni los médicos que les trataron en casa advirtieron alguna situación irregular. “Y tampoco el doctor Galiñanes llevó ninguno de estos casos a la comisión de morbimortalidad donde se analizan todas las muertes cardiacas”.
El denunciante sostiene que estas muertes no hubieran ocurrido si se hubieran operado antes y que la tardanza se debió a los recortes sanitarios. Las listas de espera empezaron a engordar a partir del 2008, pero en el 2011 sufrieron el peor golpe: la actividad se redujo un 6%. Cerraron los quirófanos de tarde, se dejaron de pagar esos sueldos extras y las listas alcanzaron cifras máximas de 180.000 pacientes y el tiempo de espera llegó a dilatarse en ocasiones hasta los tres y cuatro años. En el 2014 la situación empezó a mejorar.
Vall d’Hebron explica que en los años a los que se refiere la denuncia –el 2015 y el 2016– ya se cumplieron los plazos de garantía para coronarias y válvulas –además, por descontado, de lo urgente– en todos los casos, menos en uno en el 2015. Y con mucho esfuerzo extra, porque desde mediados del 2015, el plazo máximo para estas operaciones pasó de seis meses a tres. “Y seguimos cumpliendo gracias a una dotación especial y actualmente, al plan de choque”, explicó la directora asistencial Anna Ochoa.
La denuncia de Galiñanes da a entender también que se han podido manipular los datos que aparecen en la historia clínica de estas personas fallecidas para justificar con razones clínicas el retraso en la operación.“Es imposible modificar lo que se pone en la historia. Se puede añadir, pero no borrar”, asegura Ochoa. También rechazan que se haya utilizado la baja temporal en la lista de espera como truco para volver a poner a la cola a los enfermos.
El responsable de oncología de Vall d’Hebron, Josep Tabernero, defendió a sus compañeros y al centro en nombre de la junta facultativa. “No tenemos ninguna duda de que se ha trabajado adecuadamente. Tenemos una asistencia de excelencia, de alta calidad, con el enfermo está en el centro de todo”.
“¿Recortes? en los sueldos de los profesionales”, añadió Anna Ochoa entre el asentimiento de la junta facultativa.
Arropada por la junta facultativa, la dirección asegura que están tranquilos porque son transparentes