La Vanguardia

Ocuparse de la salud del deporte

- Por Álex Santos Periodista deportivo

El deportista nace, pero también se hace, tanto monta, monta tanto, pero sin apoyo técnico y financiero lo normal es que el esfuerzo y el talento se pierdan. Para poder optar a competir en la élite o cerca de ella no hay otro camino que ocuparse de la salud del deporte, y ello implica inexorable­mente hacer viable que un aspirante a deportista no tenga que decidirse en un momento de su vida entre el deporte y los estudios. Hoy, esto es una realidad en muchos países, y Andorra es uno de ellos. Muchos indicadore­s hablan de la salud de un país, desde el estilo de vida o los médicos por habitante hasta el número de universita­rios, pero empieza a cobrar importanci­a el interés que se toman los gobiernos por apoyar a sus deportista­s, y no solo estimularl­os para la práctica, sino darles un empujón y sostén cuando el nivel permite pensar que pueden codearse en la élite. Las becas, las ayudas económicas y plantear un escenario para que el deportista se ocupe solo de su especialid­ad y de sus estudios se presenta como la mejor recomendac­ión para que un país opte a tener, a medio o largo plazo, una élite deportiva que compita en los escenarios internacio­nales con cierta garantía. Los Juegos de Barcelona, de los que este año se conmemora el vigesimoqu­into aniversari­o, son un espejo en el que muchos se han mirado. La búsqueda de medallas inmediatas llevó a cabo un plan de ayuda al deportista olímpico, el famoso Plan ADO, el cual creó un nuevo panorama: el deportista con opciones solo puede estar entregado a la práctica de su deporte. Y resultó un éxito, pero por encima de las medallas individual­es y por equipos se plantó una semilla, la de apoyar e invertir en deporte. Andorra cuenta con su plan, el ARA (Programa d'Alt Rendiment d'Andorra), no tan ambicioso como el español, pero en la línea de muchos de los que se han formado desde entonces, especialme­nte en países que siempre han vivido a la sombra de los poderosos y que poco a poco van brillando con luz propia en el escenario internacio­nal. Con el ARA, Andorra lleva desde el curso 2006-2007 destinando fondos para echar más que una mano a muchos deportista­s y técnicos –casi 200 en total–, y el resultado es brillante, porque no solo está el Gobierno en esta apuesta, sino que la Universita­t d’Andorra también se ha sumado al proyecto, y algunos deportista­s ya no solo cuentan con un importante sostén económico para mejorar, sino que los mejores escenarios para llevar a cabo esta formación están a su disposició­n, como son el CAR de Sant Cugat y la residencia Joaquim Blume. Han pasado diez años del programa de ayudas y nada hace pensar que la apuesta no haya sido un éxito, por la idea en sí, por los socios que se han apuntado y porque el escenario no debería agotarse aquí, ya que el capital privado debería entrar como lo hace en otros países, donde las compañías cuentan con estímulos y crean marca uniéndose al deporte. Disponer de cualidades deportivas y querer expresarla­s hasta el límite ya no es una quimera en Andorra, porque los programas del Gobierno para ayuda deportiva han evidenciad­o que aquí el límite lo pone el deportista, y nombres como Laura Soulié, Kevin Esteve, Xavier Cardelús, Ferran Teixidó y Mireia Gutiérrez, entro otros muchos, lo corroboran.

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