La Airef alerta de que los ingresos aumentan menos de lo esperado
“No hay recuperación cíclica de ingresos”. Ese fue el diagnóstico del presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), José Luis Escrivá, sobre el cierre del déficit público en el 2016, al tiempo que sembró dudas sobre el dibujo de los nuevos presupuestos generales del Estado para el 2017. Escrivá confesó ante la comisión parlamentaria de presupuestos su “sorpresa”, ya que los ingresos tributarios en estos años de recuperación económica no se han comportado tan bien como en periodos de mejora anteriores, con el consiguiente riesgo para lograr una senda fiscal cada vez equilibrada. “En la recuperación del 2017-18, es posible que los impuestos no nos vayan a acompañar como pensábamos”, advirtió.
Según los cálculos del organismo, de haber seguido el patrón habitual en periodo de expansión –por ejemplo, en el 2000–, estiman que el año pasado a las arcas de Hacienda tenían que haber llegado 10.000 millones de euros mas. En parte, Escrivá lo atribuyó a “debilidades en la base imponible” del impuesto de sociedades. Pero no fue el único tributo que pinchó: mientras se ha producido un desplazamiento de las rentas del trabajo a los beneficios de las empresas, “hemos cambiado la estructura impositiva y la hemos dirigido más a lo que menos crece”, aseguró.
En opinión de Escrivá, “el problema no ha estado en los gastos, sino en los ingresos”. De hecho, destacó que el año pasado el gasto finalmente ejecutado fue 11.000 millones menos al presupuestado. “Podríamos pensar que es un problema de gastos que se han desbordado, pero el problema es que los ingresos no han evolucionado como se había previsto en los Presupuestos”, subrayó.
Además, el presidente de la Airef concluyó que “a pesar de la recuperación económica y la reducción de los tipos de interés, persiste un déficit estructural en torno al 2,5% del PIB que no asegura la sostenibilidad de la deuda”. Y, si no se adoptan nuevas medidas para combatir este desequilibrio presupuestario antes del 2019, la autoridad independiente estima que el cumplimiento de llevar la deuda pública del 100% al 60%, tal y como establece Bruselas, quedará “pospuesto sine die”.
Como recomendaciones generales para ganar credibilidad, Escrivá insistió en pedir más transparencia sobre cómo se realizan los cálculos sobre las cuentas públicas, así como más “realismo” en los objetivos marcados.