Dinero barato un año más
DINERO barato, a tipos de interés cero, durante un año más. Y mantenimiento de los actuales estímulos monetarios también durante tiempo prolongado. Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), no ve todavía suficientemente consolidada la recuperación económica como para confiar en que la inflación de la zona euro esté cerca de alcanzar el objetivo del 2% de una forma sostenida.
Lo dijo hace unas semanas tras la última reunión del consejo directivo del BCE y lo repitió ayer, en una conferencia pronunciada en la Universidad Goethe de Frankfurt, para acallar las especulaciones sobre una inminente retirada de los estímulos monetarios. Asegura Draghi que no aprecia ninguna razón consistente para cambiar las directrices actuales sobre la política monetaria de la institución y que, por ello, se mantendrán los tipos de interés al nivel actual –o incluso más bajos– durante un tiempo prolongado y más allá del periodo de compra de activos que debería finalizar a finales del presente año o principios del próximo.
Cualquier cambio en la política monetaria actual, a juicio del presidente del BCE, debe estar sustentado en la confianza suficiente de que la inflación convergerá con el objetivo a medio plazo del 2% y de que se mantendrá incluso en condiciones monetarias menos favorables. Y esa confianza no se da todavía.
La tasa de inflación de la zona euro se encuentra en el 1,5% tras el 2% alcanzado en los dos primeros meses del año, pero está muy influida por los precios de la energía. Draghi considera que la sostenibilidad de una inflación cercana al 2% debe basarse en la evolución de las subidas salariales en la zona euro y, hoy en día, todavía están muy por debajo de su media histórica, como consecuencia de la presión a la baja que ejerce el elevado nivel de desempleo en el mercado laboral.
Las actas de la reunión de marzo del consejo directivo del BCE, hechas públicas también ayer, concluyen –en línea con las declaraciones de Draghi– que todavía es necesaria una política monetaria muy expansiva en la zona del euro para que suba la inflación y, por tanto, se considera prematuro hablar de cuándo se van a producir cambios en los tipos de interés por la incertidumbre sobre las perspectivas económicas y la inflación.
Por una parte, la prudencia que exhibe Draghi debe tranquilizar porque ofrece garantías de que la política monetaria sostendrá la recuperación hasta que sea lo suficientemente sólida. Pero, asimismo, la otra cara de la moneda es que preocupa que el presidente del BCE vea todavía tan frágil la situación económica europea. En su rueda de prensa tras el consejo de marzo Draghi advirtió, además, de que todavía no se sabe cómo los riesgos geopolíticos pueden afectar a la economía de la zona euro, en alusión a las presidenciales en Francia, con la amenaza de un triunfo de la extrema derecha, el impacto de la salida del Reino Unido de la UE, las derivaciones del no de Italia a la reforma de su Constitución y las eventuales políticas proteccionistas de la Administración Trump.
Para Alemania y España, que son los países de la zona euro con mayor tasa de inflación, el retraso en la subida de los tipos de interés puede provocar tensiones de precios y la consiguiente pérdida de competitividad. Pero, en el caso de España, sin embargo, la contrapartida es que el dinero tan barato, como el que hay actualmente, alivia sustancialmente el coste de la financiación de su elevado endeudamiento público y privado.