El Govern toma el relevo olímpico de Barcelona
El alcalde de La Seu d’Urgell confirma la voluntad de la Generalitat de liderar una candidatura para la cita invernal del 2030 El 12 de mayo se celebrará la primera reunión de esta nueva fase de una iniciativa que surgió en el 2010
La aspiración catalana de albergar los primeros Juegos Olímpicos que se celebren en los Pirineos sigue latente. Después de que el pasado 15 de marzo el Ayuntamiento de Barcelona certificara oficialmente su renuncia a liderar una candidatura para la cita del 2026, y dejara abierta la puerta a presentarse a los del 2030 si es la Generalitat la que asume el papel protagonista, el Gobierno catalán ha recogido el testigo. Así lo confirmó ayer, en el programa de El món a RAC1 que se emitió desde La Seu d’Urgell, el alcalde de esta localidad pirenaica, Albert Batalla, quien aseguró que la Generalitat está detrás de esta iniciativa y que ya el 12 de mayo se celebrará la primera reunión, con presencia de representantes institucionales y deportivos, de esta nueva fase de la candidatura olímpica.“No llegamos a presentar la candidatura para el 2026, pero sí más adelante”, señaló Batalla, quien recordó que la candidatura para optar a los Juegos del 2030 se ha de presentar dentro de seis años, en el 2023.
La fecha del 2030 es la tercera que se plantea desde que en el 2010 el entonces alcalde de Barcelona, el socialista Jordi Hereu, en un intento de remontar la caída en picado de los socialistas, que acabarían perdiendo las elecciones municipales del año siguiente, lanzó la idea de que la ciudad optara, en una candidatura conjunta con el Pirineo catalán, a organizar los Juegos Olímpicos de invierno del año 2022. Su sucesor en la alcaldía, el convergente Xavier Trias, mantuvo vivo el proyecto, pero decidió aplazar hasta el 2026 la tentativa de convertir Barcelona en la primera sede olímpica de las ediciones de verano e invierno de este certamen deportivo.
La llegada de Ada Colau al Ayuntamiento fue un jarro de agua helada para esas aspiraciones olímpicas. El gobierno de los comunes no quería saber nada de un proyecto que consideraba poco sostenible y socialmente innecesario. Sin embargo, la presión de la oposición impidió a un gobierno en franca minoría enterrar definitivamente la iniciativa del último alcalde socialista.
Se constituyó una comisión de estudio presidida por otro socialista, Jaume Collboni, en la actualidad segundo teniente de alcalde, que el mes pasado finalizó sus trabajos con la decisión de pasar la pelota a la Generalitat y con la vista puesta ya en el 2030.
La asistencia del Ayuntamiento de Barcelona ya está en manos del Govern, que es el que tendrá que esmerarse ahora en convertirla en gol. “Podemos estar cerca de presentar una candidatura para el 2030, una muy buena oportunidad de poner los Pirineos en el mundo”, aseguró ayer el alcalde de La Seu d’Urgell. Batalla recordó que “el Ayuntamiento de Barcelona (de hecho, el gobierno de Ada Colau) dijo el primer día que no habría Juegos Olímpicos, pero después ha cambiado de opinión. Se creó una comisión para profundizar más y las conclusiones son sensiblemente diferentes de lo que se dijo en un comienzo”. El alcalde de La Seu añadió que el Ayuntamiento de Barcelona considera ahora que organizar los Juegos sería “una buena apuesta para Barcelona y una excelente apuesta para los Pirineos” y que una vez la capital catalana ha dejado claro que sigue creyendo en el proyecto, pero no tiene la voluntad de liderarlo, “la Generalitat cogerá el relevo”.
Según Batalla, la secretaría general del Esport de la Generalitat ya ha confirmado que está dispuesta a aceptar este reto ya que, al tratarse de un “proyecto de país”, la Administración catalana ha de ser “el motor de la candidatura”. El secretario general del Esport, Gerard Figueras, matizó, no obstante: “No nos hemos de obsesionar con la fecha del 2030”, ya que es más importante “buscar el consenso político y social”.
El alcalde de La Seu d’Urgell cree que su municipio podría tener una sede de prensa. “Pero más allá de esto –añadió–, lo más significativo es situar los Pirineos en el mundo como un espacio natural y deportivo, como una gran montaña del mundo”.