Puigdemont vuelve a EE.UU. en secreto para verse con Jimmy Carter
El Govern asegura que no difundió la entrevista para evitar trabas de la embajada
Cuatro días después del regreso de la visita oficial de la pasada semana a Estados Unidos, Carles Puigdemont ha vuelto al país norteamericano a fin de participar en la reunión anual del Círculo de Embajadores del Carter Center y entrevistarse con el expresidente Jimmy Carter para explicarle el proceso catalán. La diferencia entre aquel primer viaje a Boston, Washington y Nueva York y el actual a Atlanta es que este no sólo no fue anunciado previamente, sino que se mantuvo en secreto y no fue dado a conocer públicamente hasta ayer a primera hora la tarde, cuando la reunión con el expresidente de EE.UU. ya estaba en marcha.
El sigilo con que la Generalitat ha llevado la cuestión responde, según fuentes del Govern, a la voluntad de evitar interferencias de la diplomacia española que entienden que huser bieran podido boicotear la visita. Invitado formalmente por el diplomático Ambler Moss, que entre 1964 y 1966 fue vicecónsul de Estados Unidos en Barcelona y que en la actualidad es a la vez miembro del consejo consultivo del Consell de Diplomàcia Pública de Catalunya (Diplocat) y del Círculo de Embajadores del Carter Center, Carles Puigdemont partió de Barcelona el miércoles, tras participar en la sesión de control en el Parlament. Su ausencia en el pleno fue claramente advertida en la sesión del jueves y constatada por la publicación en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) del decreto que encargaba las funciones de presidente al vicepresidente y conseller de Economia, Oriol Junqueras, entre los días 5 (miércoles) y 8 (hoy). Pero a pesar de ello, y de la insistencia de los periodistas por conocer su paradero, la Generalitat mantuvo el hermetismo más absoluto y no anunció la actividad, como suele habitual, en la agenda oficial.
No fue hasta ayer que desveló, a través de TV3, que se encontraba en Atlanta, adonde ha viajado acompañado exclusivamente del director de su oficina, Josep Rius, y el secretario general del Diplocat, Albert Royo, además del servicio de seguridad. Allí el jueves participó en el encuentro del Círculo de Embajadores del Carter Center y ayer se entrevistó durante veinticinco minutos con el expresidente Jimmy Carter, reconocido el 2002 con el premio Nobel de la Paz por su mediación en conflictos internacionales y galardonado el 2010 por la Generalitat con el Premi Internacional Catalunya.
Un contexto que Carles Puigdemont aseguró no haber aprovechado para requerir ningún servicio de mediación en relación con el referéndum, porque “no hemos venido a pedirles nada, sino a explicarnos y a que nos escuchen, que es lo que cuesta que pase en España”, declaró
La Generalitat no anuncia previamente la entrevista para evitar interferencias de la diplomacia española
a la salida de la reunión. Aunque, a pesar de todo, realizó dos consideraciones: por un lado, precisó que “tenemos la mesa puesta para que se siente el Estado español, y si es preciso que haya la mediación de otra gente por nosotros no será que no”, y, por otro, admitió que ante la celebración del referéndum “querremos que haya el máximo número de observadores internacionales que puedan garantizar que se cumplen las exigencias más rigurosas de los estándares internacionales”.
El Govern, sea como sea, enmarca el nuevo desplazamiento a Estados Unidos en la voluntad de internacionalizar la causa catalana y en el “interés existente en el exterior por lo que pasa en Catalunya”. Un interés, también desde el país norteamericano, que tendrá continuidad mañana con una reunión en Barcelona del propio presidente de la Generalitat con el congresista republicano Dana Rohrabacher, presidente del subcomité de Europa de la Cámara de Representantes y con quien ya se entrevistó la pasada semana en Washington, y el demócrata Brian Higgins. El objetivo del encuentro será analizar la situación política catalana y europea y después Carles Puigdemont les ofrecerá una cena a la que asistirán también Oriol Junqueras, el conseller Raül Romeva y el secretario del Govern, Joan Vidal de Ciurana.