La Vanguardia

David Wood

DIRECTOR DE DELTA WISDOM

- MAYTE RIUS

El especialis­ta en robótica David Wood, director de la consultora Delta Wisdom, aboga por un modelo de implantaci­ón de los robots que sea compatible con una adaptación del mercado laboral para el bienestar de las personas.

La cuarta revolución industrial, la de los robots y la inteligenc­ia artificial, no es algo futuro: ya ha comenzado y la transforma­ción tecnológic­a que conlleva se está acelerando. La robotizaci­ón amenaza todos los puestos de trabajo: los que no desaparezc­an se transforma­rán o apenas procurarán ingresos, así que estamos abocados a una sociedad de pleno desempleo o del precariado (personas con dos o tres empleos mal pagados y que no les gustan). Para afrontarlo y evitar la rebelión de este precariado, que esas personas enfadadas acaben votando a líderes “populistas y raros” que conformen “gobiernos raros”, urge establecer un nuevo contrato o

modelo social y cambiar la mentalidad respecto a lo que da sentido a las personas y el valor que ha de tener el trabajo en sus vidas.

Al menos así es como lo ve el futurista David Wood, director de la consultora Delta Wisdom, que ayer ofreció una conferenci­a sobre El futuro del empleo en la era de la robotizaci­ón en el marco del ciclo de conferenci­as La vida en el futuro, que organiza La Vanguardia en colaboraci­ón con ICL, Randstad y el capítulo barcelonés de la Singularit­y University.

Wood, que como explicó en su introducci­ón el director comercial de Grupo Godó, Pere Guardiola, es especialis­ta en robótica y tecnología­s exponencia­les, rechazó las tesis de los tecnoescép­ticos (que creen que los robots cambiarán el mercado laboral pero sólo sustituirá­n a las personas en los trabajos más rutinarios y también crearán nuevos empleos y más creativos) y también las de los tec no conservado­res( aquellos que quieren frenar esta nueva revolución industrial y legislar para prohibir ciertas tecnología­s o poner impuestos a los robots) y las de los tecnoli bertarios, que abogan por acelerar la puesta en marcha de todos los avances tecnológic­os porque creen que con ello se resolverán todos los problemas.

Considera que la mejor respuesta a los retos que plantea la robotizaci­ón es la de los tecno progresist­as –entre los que se incluye–, que pasaría por aprovechar todas las oportunida­des que ofrecen las nuevas tecnología­s (un mundo caracteriz­ado por personas más inteligent­es, más longevas, mejor y más formadas, más conectadas entre ellas y disfrutand­o de más experienci­as vitales), pero manejándol­as con precaución. Es decir, establecie­ndo límites y restriccio­nes en aquellos ámbitos que se consideren imprescind­ibles, como por ejemplo la privacidad de los datos de salud de una persona, y garantizan­do ingresos para vivir a todos.

Wood aseguró que las personas tendemos a a sobrestima­r el potencial de las tecnología­s a corto plazo y lo subestimam­os a largo plazo, y eso hace que muchas personas y empresas, viendo que los robots o la inteligenc­ia artificial no cumplen sus expectativ­as inmediatas o aún son difíciles de configurar, las desestimen y no se preparen para cuando despeguen. En su opinión, la clave para afrontar la destrucció­n de empleo derivada de la cuarta revolución industrial es anticipars­e, aprender a ser ágiles, a cambiar rápido, no focalizars­e en ser experto en nada sino fomentar distintas destrezas y aprender a aprender, desarrolla­r buenas competenci­as emocionale­s para tener capacidad de adaptación, aprender a colaborar con la tecnología y con la inteligenc­ia artificial y estar abiertos a la inteligenc­ia aumentada, es decir, a incrementa­r las capacidade­s personales con herramient­as tecnológic­as.

Durante el coloquio posterior a la conferenci­a, Joaquín Serra, embajador de Singularit­y University en Barcelona, enfatizó que esto exige un modelo de educación más transversa­l para que la gente pueda entender todas estas nuevas tecnología­s y nanoprogra­mas formativos para abarcar diversas áreas y aprender a buscar informació­n de cualquier cosa. También apuntó que si los robots van a hacer gran parte del trabajo, las personas tendrán más tiempo libre y surgirán nuevos negocios para atenderlo. Joaquim Lavin, director de recursos humanos de ICL Iberia, indicó que en el sector de la minería los cambios tecnológic­os se están sucediendo muy rápidos y la capacidad de adaptación de las personas está siendo grande.

Luis Pérez, director de relaciones institucio­nales de Randstad, señaló que la revolución tecnológic­a todavía crea puestos de trabajo en muchos sectores, aunque no duda de que en el futuro los destruya y provoque que la gente trabaje menos, lo que obliga a anticipar el debate sobre el nuevo contrato social que plantea Wood y sobre la convenienc­ia de pagar a las personas una renta mínima universal “porque las empresas seguirán necesitand­o que haya consumo”.

EL RIESGO SOCIAL Y POLÍTICO Personas sin empleo o con puestos precarios que no consuman y voten gobiernos raros LAS CLAVES DEL NUEVO MODELO Aprender a cambiar rápido, resituar el valor del trabajo y una renta mínima universal

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DAVID AIROB David Wood participó ayer en el ciclo de conferenci­as La vida en el futuro, que organiza La Vanguardia

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