La alerta noruega
Los escandinavos ganan 32.000 millones en un trimestre
El fondo soberano de Noruega, el mayor del mundo, ha dado un golpe sobre la mesa para avisar de que no todo vale para ganar dinero, por lo cual se lo pensará bien antes de invertir en empresas que tergiversen las normas de la economía.
P. M. SANDRI
El fondo soberano de Noruega, el mayor del mundo, con unos activos valorados en 861.000 millones de euros, exigió ayer un cambio de política de las empresas hacia los paraísos fiscales.
La petición de los noruegos debe tenerse en cuenta por una razón sencilla: tiene participaciones en 9.000 compañías alrededor del mundo y se estima que posee, en promedio, el 1,3% de todas las acciones cotizadas a escala global. Así que lo que digan sus gestores acostumbra a tener mucha influencia en el mundo financiero.
Yngve Slyngstad, consejero delegado del Norges Bank Investment Management, que gestiona en el fondo los suculentos rendimientos de la industria del petróleo y del gas del país, hizo ayer un llamamiento a las compañías en las que invierte para que sean más transparentes a la hora de pagar impuestos y salarios.
“Esperamos que las multinacionales sigan un comportamiento fiscal apropiado y prudente”, dijo, en referencia a la elusión fiscal de las grandes corporaciones, que minimizan el impuesto de sociedades hasta porcentajes muy bajos (el 7% en España, sin ir más lejos). “Los impuestos deben pagarse donde se crea el valor económico”, dijo Slyngstad.
El gestor noruego cargó también contra las políticas retributivas de los directivos, que se basan en incentivos a largo plazo “demasiado complicados” y abogó por poner un techo máximo a la remuneración. En su opinión, sería oportuno que los directivos fueran gratificados con acciones de sus empresas “en una proporción substancial de su remuneración”, ya que esto les motivaría más. El año pasado los noruegos votaron contra la política retributiva de los ejecutivos de Google, Goldman Sachs y JP Morgan.
El fondo soberano es la gran vaca lechera de la economía nórdica: acaba de cerrar el tercer mejor trimestre de su historia, con unas ganancias de 32.000 millones de euros. El retorno fue en promedio del 3,8%, gracias al rebote de los mercados bursátiles en los últimos meses, que se han revalorizado (sobre todo en EE.UU.) bajo el efecto de las promesas de Trump de un recorte fiscal y de un mayor gasto en infraestructuras.
En la actualidad la cartera del fondo está compuesta en un 64,6% en renta variable, un 32,9% en deuda y otro 2,5% en activos inmobiliarios. Oslo se está planteando, ante la buena marcha de las bolsas, elevar la asignación de acciones hasta el 70%. El fondo se alimenta de los ingresos de la industria petrolera (es el 15% del PIB del país) pero invierte –paradójicamente– en empresas que no tienen impacto en el cambio climático.
El desplome de las cotizaciones de crudo ha desequilibrado las finanzas del país, hasta el punto de que el Gobierno sacó del fondo en febrero unos 2.500 millones para cubrir sus necesidades (que se añaden a los 11.000 millones que se destinaron a las arcas públicas en el 2016). La ley permite retirar capital del fondo soberano dentro del 3% del valor de los activos. Este dinero sirve en gran parte para pagar pensiones de los ciudadanos escandinavos.
El fondo soberano tiene participaciones en 9.000 empresas y posee el 1,3% de las acciones mundiales