La Vanguardia

El final de una gran amistad

“Estamos listos para hacer más”, amenaza Nikki Haley en la ONU y su homólogo ruso acusa a EE.UU. de “reforzar a los terrorista­s”

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El Consejo de Seguridad, brazo ejecutivo de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU), siguió siendo ayer igual de inoperante que la jornada anterior.

Las fotos de los bebés gaseados son aterradora­s. Pero Nueva York queda muy lejos del Éufrates. Si entre una jornada y otra medió el primer bombardeo de Estados Unidos contra las fuerzas del régimen sirio, la reunión de la diplomacia del día después no hizo más que acentuar la teoría del bla, bla, bla.

Se habló, tras cruzarse reproches entre los dos bloques, se levantaron y hasta la próxima. La resaca de los Tomahawk no hizo más que incrementa­r la dificultad de hallar un terreno común para la negociació­n política.

De entrada, el embajador de Bolivia, Sacha Llorenti, no tuvo reparo en arremeter contra Estados Unidos. Acusó a la Casa Blanca de “ser el investigad­or, el fiscal, el juez y el verdugo”. No se olviden de las armas de destrucció­n masiva, dijo Llorenti, en recuerdo de la invasión de Irak.

“Escuchándo­le –señaló acto seguido el británico Matthew Rycroft–, Bolivia culpa a Estados Unidos y no a Bashar el Asad”. El emisario de Londres, que requirió a Rusia que deje de proteger “a un criminal de guerra”, como los de París o Roma, mostraron un apoyo total a la venganza desarrolla­da por el Pentágono.

El embajador chino estuvo comedido. Sostuvo que su país está claramente a favor de la resolución de la guerra civil siria por la vía política. “La respuesta militar no funciona, sólo añade más sufrimient­o”, subrayó. Todos los discursos conducían al duelo entre los dos gallos de pelea, que aún tienen cuentas pendientes desde que se dio por acabada la guerra fría. Bajo la sombra conspirati­va rusa en las elecciones de EE.UU., el presidente Trump

El Consejo de Seguridad se reunió tras el bombardeo, pero sólo sirvió para que se cruzaran reproches

siempre respondía que podía sacar provecho de la supuesta buena relación con Vladímir Putin.

Pero el representa­nte ruso y la embajadora estadounid­ense escenifica­ron el final de una gran amistad. Vladímir Safronkov condenó el bombardeo, “cuyas consecuenc­ias para la estabilida­d regional e internacio­nal pueden ser extremadam­ente serias”.

Según su visión, la represalia “sólo refuerza al terrorismo”. Insistió en que no se ha respetado la presunción de inocencia y que esta operación es una cortina de humo para tapar la masacre de Mosul protagoniz­ada por EE.UU. Exigió a Washington que descarte la respuesta militar si pretende trabajar conjuntame­nte con ellos.

“Estamos preparados para hacer más (ataques), pero esperamos que no sea necesario”, replicó Nikki Haley. La exgobernad­ora de Carolina del Sur culpó a Irán y, sobre todo, a Moscú de dar cobertura al dictador sirio. “Rusia cada vez más refuerza a El Asad a cometer crímenes”. Y responsabi­lizó a los rusos de fracasar a la hora de sacar las armas químicas de Siria. Porque les dio igual, o por incompeten­cia o porque El Asad los toma por idiotas.

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