Podemos confía en Domènech para salir del laberinto creado por Fachin
Echenique, secretario de organización, asiste hoy a la génesis del nuevo partido
Pablo Iglesias no asistirá hoy a la génesis del nuevo espacio político que capitanea Xavier Domènech. Y tampoco va a tomar medidas orgánicas en la crisis generada por la negativa del secretario general de Podem, Albano-Dante Fachin, a integrarse en el nuevo espacio político que comunes, podemistas y escosocialistas deberían estar pariendo juntos este fin de semana en Catalunya. El secretario general de Podemos respetará la autonomía orgánica de Podem y de su líder, Fachin, y por eso ha elegido evitar la confrontación e incluso la desautorización que supondría respaldar con su presencia un invento que hoy nace cojo, ante la negativa de la dirección de Podem a participar. Pero confía en la figura de Domènech y en su conocido perfil conciliador para que coadyuve a resolver el laberinto en el que ha encallado el proceso de gestación del llamado nuevo espacio político catalán.
En el difícil equilibrio que la dirección estatal de Podemos tiene que mantener en el galimatías generado en Catalunya, Iglesias tampoco quiere desairar el proceso emprendido por los comunes para generar un nuevo sujeto político de cambio, en el que más temprano que tarde –y sobre esto no hay dudas en Podemos– tendrán que integrarse. Por eso envía al acto a su número dos orgánico, Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, acompañado de Meri Pita, que desempeña el cargo de secretaria de pluranacionalidad en la ejecutiva surgida de Vistalegre 2.
No obstante, Iglesias estará presente de forma virtual, mediante un mensaje de vídeo con el que quiere subrayar su bendición a un nuevo partido que ha de ser también su casa sin realizar un gesto que suponga menoscabo de su lealtad institucional a la actual dirección de Fachin.
La dirección estatal de Podemos mantiene, pues, de momento su escrúpulo de respetar la legitimidad de Fachin para pilotar un proceso que él mismo echó a perder el pasado jueves al renunciar por sorpresa a concurrir a las primarias convocadas para los órganos ejecutivos provisionales de la nueva formación. Lo que no obsta para que sea un secreto a voces que a nadie de la ejecutiva estatal de Podemos ha gustado ni un pelo lo ocurrido la semana pasada. De modo tácito, la consigna era que Fachin negociara con los comunes –y singularmente con Domènech y Adrià Alemany, mano derecha política de Ada Colau– a su antojo y que tensara la cuerda cuanto considerase necesa- rio, en el entendido de que la única condición era que Podem tenía que estar en la génesis del nuevo partido que todos juntos iban a conformar. Y esa es la línea roja que el secretario general de Podem cruzó para enojo de la ejecutiva estatal, e
Iglesias espera que su número dos evalúe el sentir de los círculos sobre el fracaso del proceso de integración
incluso de buena parte del sector Anticapitalista, al que pertenece Fachin, que hasta ese momento lo había respaldado sin fisuras.
Iglesias no va pues a elegir entre las familias catalanas de Podem –dado que una facción del partido está con Fachin, otra concurre al proceso en la lista de Jessica Albiach, y aún otros participan directamente en la lista que encabeza Domènech– y respetará la organicidad de la formación, pero sí ha encomendado a Pablo Echenique que aproveche su presencia en Barcelona para testar el sentir de los círculos de Podem respecto a la indeseada deriva de la negociación con En Comú e ICV. En último término, desde Madrid no se contempla un golpe de mano contra Fachin, pues se estima que la naturaleza del conflicto conciernen a Catalunya y que debe de ser el el ámbito catalán donde se resuelva. Eso sí, dado que la figura de Domènech es el indiscutido vértice a partir del cual se congrega este espacio, Podemos confía en que desempeñe un papel activo en la resolución de un conflicto que en el fondo atañe a todos.
No hay plan B a la integración de Podem en el nuevo partido, pero tampoco guarda Iglesias una bala de plata para Fachin, que se ha convertido en el inesperado obstáculo para la integración. En todo caso, los estatutos permiten a las bases de Podem convocar, si es caso, una asamblea extraordinaria. Pero esa posibilidad, a nadie se le escapa, comporta el riesgo inherente a lanzar los dados y cruzar los dedos.