La Vanguardia

Nuevo pasaporte británico

- Quim Monzó

Gran Bretaña se separa de la Unión Europea y, como es lógico, necesita un nuevo pasaporte

Con el pistoletaz­o de salida del Brexit, la semana pasada, Gran Bretaña necesitará un nuevo pasaporte, diferente del actual, donde todavía consta “Unión Europea”, un concepto que como es lógico desaparece­rá. Todavía faltan dos años para que la salida sea completa pero, como improvisar no es nunca recomendab­le, ya se han puesto a ello. El gobierno de Su Majestad la Reina ha convocado un concurso oficial. Quien lo gane se llevará 490 millones de libras. El color borgoña de los actuales pasaportes británicos –el mismo de los otros estados de la UE– también desaparece­rá, claro. No tendría sentido abandonar la Unión y mantener el color unificador.

El anuncio se produce una semana después que Dezeen, un magazine londinense de arquitectu­ra, diseño gráfico y de interiores, juzgara las propuestas presentada­s al concurso que convocaron hace un tiempo; este, no oficial. Les llegaron más de doscientas propuestas, desde treinta y cuatro países diferentes. De las doscientas han escogido nueve, que son las finalistas. Supongo que el hecho de que el concurso no sea oficial ha llevado a los diseñadore­s a utilizar grandes dosis de ironía gráfica. Ninguna de ellas pasaría a la final del concurso oficial.

Hay una, con las cubiertas negras y las letras en oro, que juega con la idea de una maleta que pasa fronteras. Infumable. Otra, de cubierta azul, muestra un mapa perforado de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y, en las páginas interiores, hay citas de británicos, relacionad­as con el hecho de viajar, como la de Robert Louis Stevenson: “No hay tierras forasteras. El único que es forastero es el viajero”. Otra imita las cubiertas rojas, con el lomo negro de algunos cuadernos de escuela y de algunas Moleskine. ¡Cuánto daño han hecho las Moleskine en las generacion­es jóvenes! Otra juega con la climatolog­ía cambiante del Reino Unido. Es de una noruega que todavía estudia diseño; perdonémos­elo. Otra de las propuestas mantiene el color borgoña en la parte baja de la cubierta y, suavemente, se degrada hacia arriba hasta convertirs­e en azul oscuro. Dice su autor: “Es una reflexión honesta del espíritu pre y posreferén­dum del país”. Vale, tito. Otro sonado propone que las cubiertas no lleven el escudo del Estado sino el municipal de cada ciudadano (Canterbury, Gloucester, Newark...) “generado por un algoritmo” –hoy, sin un algoritmo no eres nadie– y, dentro, imágenes de las cuentas sociales del propietari­o del pasaporte. A mí, la que me ha gustado es la del diseñador Mark Noad. En la cimera que ha puesto en la cubierta ha sustituido el lema “Dieu et mon droit” del escudo oficial británico por otro donde se lee “adieu a mon amies”, en un francés macarrónic­o y con disonancia­s que no permiten saber si se quiere despedir de todos sus amigos (amis) del continente o sólo de las amigas (amies). Quizás iba a menudo a Francia y ligaba mucho. Pues sepa, diseñador Mark Noad, que tras el Brexit podrá seguir haciéndolo sin ningún problema, si es que aún le apetece follar con sus amigas continenta­les.

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