Barcelona, capital de los vinos naturales
Los amantes de estos caldos artesanales saben que Barcelona es su ciudad: cada vez hay más ferias y más bistrots o restaurantes que apuestan por ellos
Cada vez más establecimientos buscan la autenticidad tanto en la cocina como en los vinos
Si hay una ciudad que en los últimos años se ha convertido en auténtico polo de atracción de los vinos naturales, sin duda es Barcelona. El fenómeno empezó con la pasión de algunos aficionados que habían ido descubriendo la magia de estos vinos que se muestran tal como son, vinos sin maquillaje, pero la cosa fue a más. Tanto, que en los últimos meses la capital catalana ha acogido tres ferias centradas en este tipo de vinos que repiten edición y van a más, por su rotundo éxito. Vella Terra, que organiza Stefano Colombo, uno de los gemelos del restaurante barcelonés Xemei, celebró hace apenas un mes su segunda edición; Barranco Oscuro, impulsada por la familia Valenzuela, distribuidores de la empresa Vinos Auténticos, acaba de cumplir su tercera edición; Simplemente Vinhos, una cita que se celebra en Oporto y en Barcelona y que impulsa Malena Fabregat, distribuidora de Los Vinos de Malena, ha sido todo un éxito hace unas semanas. El pasado lunes, el salón que organiza Joan València, distribuidor de Cuvé 3000 e impulsor del Bar de Vins Brutal, atrajo a algunos de los mejores elaboradores de vinos naturales del mundo en su 20.º aniversario.
El germen de estos encuentros, que cada vez más atraen a un público no profesional y a familias, tuvo entre sus impulsores a los organizadores de Slow Vitis, desde el convivium de Barcelona del movimiento Slow Food, que promueve una alimentación limpia, sana y sostenible.
Si Barcelona se ha convertido en foco, explica el catedrático universitario Joan Gómez Pallarès, autor del libro Vinos naturales en España, es porque “hace tiempo que la gente come y bebe diferente y empieza a entender que la gastronomía es muy amplia”. Para este experto, autor de Blog de Vinis, lo que atrae de esos vinos es su autenticidad. “Más que vinos naturales la gente busca vinos auténticos en los que no hay filtro entre el productor y el consumidor, que sabe quién lo ha hecho”.
Para Gómez Pallarès, como para Joan Valencia, en los últimos años ha habido un salto cualitativo que, según este último, se debe al trabajo realizado en los viñedos. La fascinación de este distribuidor por los vinos naturales tuvo su origen en los países nórdicos. “Ahora son ellos los que vienen a Barcelona porque reconocen esta ciudad como una de las más atractivas en este terreno”. La afición de los nórdicos, como también la de los japoneses y recientemente los coreanos por los vinos naturales y su actitud muy activa en las redes sociales, ha contribuido a fomentar lo que ya parece una tendencia imparable. Para Gómez Pallarès, lo que se detecta, desde hace poco más de un año, es una actitud mucho más abierta frente al recelo que detectaba un tiempo atrás. “Ahora veo muchísimo más interés por aprender y descubrir cosas nuevas, con menos prejuicios si un vino es más claro o tiene menor concentración”. La atracción de algunos cocineros por estos vinos ha sido determinante para que Barcelona se haya convertido en foco de atracción de este mercado. Chefs reconocidos como Rafa Peña, que abrió hace unos meses su exitoso El Bar del Gresca, como los hermanos Colombo del Xemei, como Estanis Carenzo, que apuesta por los vinos naturales en el Elephant del hotel Casa Bonay, o Xavier Pellicer en su Céleri, son ejemplo, pero en los últimos años han proliferado los pequeños proyectos de bares de vinos. Además, explica Gómez Pallarès, hay una gran complicidad entre aficionados y elaboradores de países como Italia, Francia, España o Portugal, que hablan y comparten.
Janina Rutia, del bistrot Mono-
crom, que abrió el pasado julio, explica que en su caso apuestan más por descubrir vinos desconocidos a los clientes –mucho de ellos del barrio– que por imponer el concepto de vinos naturales, aunque sean sus predilectos. “No queremos asustar con productos radicales, sino mostrar proyectos de bodegas pequeñas e ir descubriendo vinos distintos al comensal”. Para Víctor Company, que regenta con su hermana Susana La Volàtil, Barcelona es un polo de atracción de los aficionados a los vinos naturales de todo el mundo y es un ámbito que atrae a una clientela local muy concreta, pero aunque cada vez hay más interés, todavía es algo que se ha de dar mucho más a conocer en la propia ciudad.