La Vanguardia

El luchador de pega más querido se jubila

Iba para jugador de baloncesto, pero lo apartó una lesión; se retira con 16 millones de dólares EL INTÉRPRETE DEL ENTERRADOR, UNA DE LAS FIGURAS MÁS DESTACADAS DEL PRESSING CATCH, DECIDE RETIRARSE DESPUÉS DE 27 AÑOS SOBRE LA LONA DEL ESPECTÁCUL­O

- JAVIER SILVESTRE Madrid

El Enterrador ha muerto definitiva­mente. Aunque en el gran espectácul­o del pressing catch, un sucedáneo del boxeo de cartón piedra a caballo entre la lucha libre y los superhéroe­s de cómic, el negocio es quien decide quién vive y quién muere. Mark William Calaway es el hombre que se ha escondido durante más de un cuarto de siglo bajo un gorro de ala ancha, unos guantes y una gabardina y que esta semana abandonaba sus enseres en el suelo de un ring a modo de despedida.

Para millones de personas se trata del luchador de la WWE (World Wrestling Entertaime­nt) más admirado. Posee el mayor récord de victorias ininterrum­pidas –con un total de 21– durante sus 27 años de carrera profesiona­l. Algo difícil de asimilar teniendo en cuenta que este deporte tiene más de espectácul­o guionizado que de lucha propiament­e dicha. Pero el Enterrador supo resucitars­e en tantas ocasiones como ha sido necesario y también ha sabido morir cuando lo ha exigido el guión.

Nacido en Houston en 1965 (Texas, Estados Unidos) todos daban por hecho que Mark iba a dedicarse al baloncesto. Sus 2,08 metros le permitiero­n destacar en la Angelina College, una escuela de baloncesto donde pretendía profesiona­lizarse y quién sabe si acabar en su ahora idolatrada NBA. Una lesión en una pierna le apartó de forma definitiva de las canchas aunque descubrió que su gran tamaño aún tenía mucho que ofrecer al público. Eso sí, en un cuadriláte­ro.

Tras su debut en 1984 en una liga profesiona­l de lucha libre de Dallas fue cogiendo notoriedad hasta que cuatro años más tarde se proclamaba Campeón Mundial de Peso Pesado Unificado de la United States Wrestling Associatio­n. Pero Mark aún no había inventado su personaje hasta que apareció un año después por primera vez como el Enterrador en la WWE.

La noticia de su retirada ha obligado a echar la vista atrás a los que fueron niños en los 90. Y todos hemos recordado, a veces con miedo, a veces con nostalgia, a esa mole humana que personific­aba a la maldad sobre el ring. Nada que ver con el idolatrado Hulk Hogan, su antónimo en este show de golpes al aire y caídas preparadas. El Enterrador era la sombra, la oscuridad, la muerte… aparecía entre tinieblas, salía de un ataúd con una pala y su mirada heladora traspasaba las pantallas de medio mundo.

Con la llegada de las cadenas de televisión privadas a España, también llegaron los personajes del pressing catch de la mano de Telecinco. Y como si de un derby de máximo nivel se tratase, los niños y adolescent­es debían posicionar­se: a favor de Hogan o a favor del Enterrador. Sólo un año tardó en llegar el gran combate entre ambos, en 1991, en el que el antihéroe se proclamó Campeón del Mundo con una sucia artimaña y gracias a un sillazo a traición de su mánager al bueno de Hulk.

El espectácul­o aconsejó repetir el combate y, ahora sí, el bien se impuso al mal. Hasta que Hogan abandonó la WWF por asuntos monetarios y hubo que convertir a Calaway en el nuevo héroe de este espectácul­o. No pasó ni un año antes de que el Enterrador se ganase el corazón de millones de personas salvando a su compañero y amigo en el ring Macho Man Randy Savage y a su esposa, que iban a ser atacados a traición por Jake la Serpiente Roberts con una silla. Un golpe de maestro en el guión de una película en el que Calaway jamás ha cambiado de dueño, manteniénd­ose fiel al dueño de la WWE durante estos 27 años. Ahora, un patrimonio superior a los 16 millones de dólares, tres matrimonio­s a sus espaldas y cuatro hijos, el Enterrador parece haber sepultado definitiva­mente a un personaje que ha sabido golpear como nadie en la industria del pressing catch. Descanse en paz.

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KMAZUR / GETTY Una de las últimas intervenci­ones del Enterrador en pressing catch

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