El Barça sufre para ganar a la Real (3-2)
Un Barça de supervivencia supera a la Real pero no estimula la euforia
Una victoria del Barcelona sobre la Real Sociedad en el Camp Nou es una tradición arraigada, como las procesiones de Semana Santa o el trasiego de monas del día de Pascua. La última vez que el conjunto donostiarra se impuso en el estadio blaugrana fue en 1991, y ayer reincidió en este hábito, aunque fue un poderoso rival para un Barça de espíritu quebradizo. Con dos goles y una asistencia, Messi volvió a ejercer de salvador de un equipo que no dio muchos motivos para el optimismo con vistas a la visita del Juventus el miércoles o el desplazamiento al Bernabeu el domingo. La defensa tiembla, las bajas pesan... El equipo pasó de ganar 2-0 en el 37 a conceder un 3-2 en el descanso y sufrir durante todo el segundo tiempo para conservar el marcador.
En vista del éxito del martes en Turín, Luis Enrique descartó la defensa de tres unidades y recuperó un dispositivo convencional para enfrentarse a una Real de clara vocación ofensiva. La novedad en el centro del campo fue la alineación de André Gomes en la demarcación de Iniesta, y en la vanguardia Alcácer relevó al sancionado Neymar y se postula como titular en el Bernabeu. El valenciano se muestra dinámico, con ganas de gustarse y gustar y de cara a portería alternó aciertos y errores. En cambio, el centrocampista portugués volvió a proclamarse frío y ausente. El mutismo de la grada cuando la megafonía nombró a Gomes en las alineaciones es un buen calibre de las sensaciones que transmite a la afición: indiferencia.
Había algo extraño en las vibraciones del Camp Nou. Permanecían los efectos perversos del atropello del Juventus, condicionaba el triunfo del Madrid en Gijón a última hora y cundía la sensación de ultimátum. El Barça podía enterrar el campeonato o aspirar a presentarse con vida en el clásico, pero no representar una resurrección. Consciente de la situación de fragilidad anímica del adversario, Eusebio buscó profundizar en sus males: alineó a tres delanteros y propuso la típica presión adelantada que su equipo ejecuta con oficio, precisión y determinación. Se trata de un conjunto con magnífico criterio territorial que tardó menos de tres minutos en enviar la primera señal de peligro, un remate de Oyarzabal que adquirió la trayectoria del gol antes de ser interrumpida por Piqué. Acto seguido Ter Stegen desbarató otro intento en boca del gol del joven futbolista de Eibar, producto de un ataque muy elaborado. Oyarzabal exhibió un nivel espectacular.
La puntería de la que había carecido la Real la tuvo Messi a la hora de definir una jugada iniciada por Alcácer con un túnel sobre Navas en el extremo izquierdo. Aunque después el valenciano desperdició con un remate en semifallo en el punto de penalti un valioso centro de Sergi Roberto. Eran buenos minutos para el Barça, que había creci- do en autoestima y creyó haber sentenciado cuando en el 37 Messi acompañó a la red de manera poco ortodoxa un rechace de Rulli sobre remate de Luis Suárez.
Lo que ocurrió hasta el descanso pasa a formar parte de los expedientes inexplicables del mundo del fútbol. En cualquier caso, puso en evidencia las miserias defensivas de un Barça que ha encajado 7 goles en los últimos tres partidos. ¿Se puede ganar algo con una estadística como esta a mediados de abril? En el 42 Iñigo recuperó un rechace de Ter Stegen, penetró entre Sergi Roberto y André Gomes y, sin más opciones, centró con potencia desde la línea de fondo. El esférico rebotó en Umtiti y se convirtió en gol.
Pero en esta ocasión el Camp Nou
LA MONTAÑA RUSA El equipo blaugrana marcó el 2-0 en el minuto 37 y el partido llegó al descanso con un 3-2 DEFENSA DÉBIL La retaguardia ha encajado 7 goles en los últimos tres partidos contra Málaga, Juve y Real SALVADOR Con dos goles y una asistencia, Messi fue el principal actor de una victoria con exceso de angustia
no tuvo tiempo de sufrir porque en la siguiente jugada Messi vio un desmarque de Alcácer y el valenciano convirtió en gol, cruzando ante Rulli, el servicio del argentino. Hubo tiempo, sin embargo, para que Xabi Prieto rematara con clase y delicadeza a las redes de Ter Stegen una pelota colgada al área blaugrana. El Barcelona había facturado el 2-0 en el minuto 37 y se fue al descanso con un 3-2 en el marcado y la moral de la Real disparada.
Con una segunda parte igual, el partido podía quedar expuesto a cualquier eventualidad. Más que brillantez, el Barça requería entereza para soportar la partida territorial de la Real y convicción para mantener en pie el delicado edificio anímico. El equipo permaneció expuesto al dominio y las oportunidades donostiarras durante todo el segundo tiempo. Willian, Oyarzabal, Illarramendi con una falta directa desde el centro del campo que casi sorprendió a Ter Stegen, Yuri... Muchos lo intentaron, pero nadie consiguió mover el marcador. El Barça fue un castillo de naipes amenazando ruina, pero supo sufrir hasta el final. Pura supervivencia, nada que invite a fantasear con grandes conquistas.