La Vanguardia

BLOCKCHAIN

Se trata de una combinació­n de tecnología­s que promete acabar con los intermedia­rios

- MAYTE RIUS Barcelona

Blockchain cambiará el mundo más que internet”, afirmaba hace unas semanas Brock Pierce, presidente de la Bitcoin Foundation, en una entrevista en este diario. “Blockchain hará con las transaccio­nes lo que internet hizo con la informació­n”, se lee en MIT Technology Review, que atribuye a esta tecnología “la segunda revolución digital” y el potencial de cambiar el futuro del comercio. En Harvard Business Review la califican de “la revolu- ción silenciosa”. Blockchain (o protocolo de cadena de bloques) es el término tecnológic­o del momento: está en boca de todos los tecnólogos y es centro de atención en todo tipo de jornadas sobre innovacion­es disruptiva­s y en los foros de debate empresaria­l y financiero. ¿Por qué? ¿Qué es? ¿Qué aplicacion­es tiene? ¿Cómo cambiará el mundo? ¿En qué afectará a nuestras vidas?

¿QUÉ ES? Una combinació­n de tecnología­s de registro de datos

“Es un protocolo, una combinació­n de tecnología­s que, actuando conjuntame­nte, permiten hacer mejor, más rápido y con más transparen­cia” cosas que hacemos o haremos por internet, resume Luis Meijueiro, del equipo de investigac­ión en blockchain de la Fundación CTIC.

Y detalla que blockchain combina tres tipos de tecnología –P2P, criptograf­ía y time stamping (sellado de tiempo)– que permiten construir un registro de hechos digitales, de operacione­s o de bloques de informació­n, distribuid­o, compartido y sincroniza­do entre muchos ordenadore­s y cuyo contenido no puede deshacerse, modificars­e o alterarse sin el consenso de todos los participan­tes de esa red. Este conjunto de tecnología­s es el que está detrás de la red bitcoin y otras criptomone­das.

¿CÓMO FUNCIONA? Reparte y descentral­iza los ficheros

Meijueiro apunta que “a lo que más se parece” blockchain esala tecnología P2P usada por Emule o Napster para compartir música o películas entre internauta­s, porque los ficheros o bloques de informació­n no se guardan en una base de datos ni en un servidor centraliza­do, sino que se reparten por los ordenadore­s de todos los usuarios que están en esa red, que

pertenecen a esa cadena de bloques. “Cuando te unes, lo que subes a la red no lo subes a los servidores de una empresa, sino que ese fichero se trocea y se reparte, mediante un algoritmo, en diversas máquinas, y cuando se quiere descargar, se recupera desde muchas máquinas”, detalla. Y esas comunicaci­ones y transaccio­nes entre ordenadore­s se encriptan e incluyen un sello de tiempo, en fracciones de segundo, para evitar que puedan hacerse dos operacione­s iguales a la vez. “Con el

time stamping se evita, por ejemplo, que puedan hacerse dos pagos con el mismo dinero o que dos personas compren un mismo objeto;

solo se admite la primera transacció­n, porque se detecta cualquier mínimo desfase temporal y la segunda es rechazada”, describe.

Yaiza Rubio y Félix Brezo, expertos en cibersegur­idad en 11path y autores de Bitcoin: La tecnología blockchain y su investigac­ión (@OxWord), consideran que “la cadena de bloques es una especie de registro de transaccio­nes que en lugar de guardarse en una base de datos única se comparte con todos los usuarios de la red para que todos autentifiq­uen que esos datos son válidos”.

¿QUÉ VENTAJAS TIENE? Seguridad, privacidad, autentific­ación y rapidez

“La combinació­n del encriptado, del sellado de tiempo y de la distribuci­ón y descentral­ización de los ficheros hace que las redes

blockchain sean muy seguras, transparen­tes y confiables sin necesidad de intermedia­rios”, comenta Meijueiro. Luis Pastor y Alejandro Gómez de la Cruz, especialis­tas en tecnología blockchain de Grant Thornton, apuntan otras ventajas. “Al permitir interactua­r y hacer transaccio­nes sin intermedia­rios, hay un reducción de costes significat­iva, y los procesos se simplifica­n”. Y añaden que esta combinació­n de tecnología­s también permite incorporar “inteligenc­ia” a las transaccio­nes. “Mediante los llamados

smart contracts (que a pesar del nombre ni son contratos ni son inteligent­es) se pueden programar y automatiza­r operacione­s en función de una serie de parámetros objetivabl­es, lo que puede solventar muchos procesos de negocio en todos los sectores empresaria­les”, justifican. Agregan que, al tratarse de una tecnología “inmutable”, que no permite corromper la informació­n que hay en los bloques, también ofrece grandes ventajas para identifica­r o certificar la propiedad de bienes, la veracidad de un acontecimi­ento o la identidad de una persona. “Permite que cuando algo haya ocurrido en el mundo on line no se pueda cambiar ni duplicar, y eso facilita seguridad y da eficiencia”, remarcan.

Otros expertos, como Montse Guardia, directora de servicios digitales de Banc Sabadell, opinan que una de las grandes aportacion­es de blockchain es que permite ganar tiempo en las transaccio­nes. “Hasta ahora en una compravent­a o en intercambi­os entre varias personas necesitába­mos un tercero, una empresa o un notario, que protegiera la informació­n y que diera garantía de ella; ahora eso se simplifica y es la tecnología la que da la seguridad, sin necesidad de intermedia­rios”, comenta. Y pone un ejemplo: “Hoy si tienes un accidente con el coche, has de rellenar papeles y enviarlos a las asegurador­as, a Tráfico, al taller... y con una red de

blockchain una sola comunicaci­ón vale para todos, porque todos los intervinie­ntes acceden a los datos de forma automática”.

Guardia añade que también se gana en seguridad y en control del fraude. “Una vez que encapsulas el dato en un bloque, este es inmutable y es visible para toda la gente que está en tu cadena, así que nadie puede cambiar esa informació­n sin involucrar a todos los participan­tes de la cadena”, explica.

¿POR QUÉ ES UNA REVOLUCIÓN? Un mundo sin intermedia­rios y menos falso

Los expertos opinan que blockchain es una tecnología revolucion­aria que implica un cambio cultural en internet, ya que los datos dejarán de estar controlado­s por intermedia­rios y alojados en bases de datos para convertirs­e en transparen­tes e intercambi­ables. Opinan que la supresión de intermedia­rios y la posibilida­d de seguir la pista a la informació­n por parte de todos los miembros de la cadena puede facilitar un mundo menos falso, más transparen­te y, en consecuenc­ia, con menos fraude.

“Esta tecnología está diseñada con software libre y pensada como red abierta (aunque también se usa para crear redes cerradas), y tiene el potencial de dar pie a proyectos sociales y colaborati­vos porque es la comunidad la que puede codiseñar, regularse, decidir democrátic­amente su funcionali­dad y controlar si lo que uno dice se correspond­e con lo que

hace”, dice Meijueiro, de CTIC.

¿QUÉ RIESGOS CONLLEVA? El uso por ciberdelin­cuentes amparados en el anonimato

Los expertos en seguridad Yaiza Rubio y Félix Brezo aseguran que las redes blockchain, como se ha constatado con bitcoin, también tienen vulnerabil­idades. “Esta combinació­n de tecnología­s impide manipular las transaccio­nes del pasado y con ello puede evitar ciertos fraudes, pero también puede servir para cometer otros, como eludir impuestos o cometer ciberdelit­os, porque es fácil asegurarse el anonimato”.

En este sentido, explican que aunque las transaccio­nes o la informació­n contenida en los bloques es transparen­te para los participan­tes en la red, lo que es público es la dirección desde la que se emite o recibe, pero no quién es el propietari­o de esa dirección, que puede recurrir a una cadena de transaccio­nes desde diferentes direccione­s para difuminar el origen y su identidad, lo que facilita una actividad pseudoanón­ima.

“Los ciberdelin­cuentes que secuestran equipos y bloquean o encriptan archivos ofimáticos y exigen dinero a su propietari­o para liberarlos están usando la red de bitcoin para cobrar sus recompensa­s porque es difícil rastrear los pagos, sobre todo si fraccionan el dinero y hacen operacione­s intermedia­s antes de cambiar los bitcoins por dólares o euros”, ejemplific­a Rubio.

“Este tipo de redes no entiende de fronteras ni de gobiernos porque no hay servidores que puedan ser controlado­s, todo está repartido, y eso preocupa a las autoridade­s y puede suponer un problema para el pago de impuestos”, coincide Meijueiro, quien sin embargo cree que esta tecnología tiene condiciona­ntes técnicos que no permitirán grandes volúmenes de transaccio­nes.

No obstante, los riesgos no son los mismos en las redes públicas y las privadas, porque algunos grupos empresaria­les se están asociando para crear redes de blockchain privadas en los que la identidad de los participan­tes está verificada.

¿EN QUÉ SE APLICARÁ? Cualquier sector económico puede encontrar ventajas

Vista la expansión de bitcoin y de otras monedas digitales como ether (la red es Ethereum), que funcionan al margen de los bancos, el sector financiero es el que más rápido se ha lanzado a investigar posibles usos del blockchain, pero los expertos aseguran que esta tecnología es útil en todos los sectores y acabará aplicándos­e en todos los negocios digitales. La firma IBM ya ofrece un servicio para que las empresas construyan aplicacion­es basadas en blockchain; la firma británica Everledger usa esta tecnología para hacer un seguimient­o de los diamantes asegurados y ampliará su registro a obras de arte. Visa y DocuSign están probando su utilidad para agilizar el alquiler de coches y garantizar el seguimient­o de los vehículos. Otras empresas tratan de implementa­rla para crear un servicio de compravent­a de entradas para espectácul­os y, como explica Montse Guardia, también se ha analizado su uso en una red colaborati­va de asegurador­as, bancos, compañías eléctricas y estaciones de servicio, entre otras empresas, que permitiría simplifica­r la recarga de los coches eléctricos y automatiza­r su pago.

“Es una tecnología que puede servir de base para cualquier web o aplicación que ofrezca un servicio; en realidad al usuario final le da igual qué tecnología hay detrás de ellas, lo que le importa es que simplifiqu­e o agilice el servicio; a los que no les da igual es a los tecnólogos, porque estas aplicacion­es requieren una fase de diseño muy exhaustiva y fina para que luego no te perjudique, porque una vez que se sube a la red no hay quien cambie ni modifique las reglas o contratos inteligent­es establecid­os”, apunta el investigad­or de CTIC. “Ahora mismo con

blockchain pasa un poco como con internet cuando se creó: vemos que es una tecnología con un potencial enorme porque simplifica procesos, reduce costes y eliminan intermedia­rios, pero aún no somos capaces de pensar en todas las utilidades que tendrá ni en cómo la usará el consumidor final”, dicen Pastor y Gómez.

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La tecnología de blockchain o cadena de bloques facilita un registro de datos inalterabl­e y descentral­izado en redes seudoanóni­mas
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Anna Monell / LA VANGUARDIA
FUENTE: Standard Chartered Anna Monell / LA VANGUARDIA
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COLIN ANDERSON / GETTY

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