La Vanguardia

Antidiabét­icos para la principal causa de infertilid­ad

Sant Joan de Déu ensaya con éxito tratar el ovario poliquísti­co como problema metabólico

- ANA MACPHERSON Barcelona

DESPUÉS DE TRATAR A LAS PACIENTES CON ANTICONCEP­TIVOS O CON SPIOMET SPIOMET es un triple tratamient­o antiandróg­eno y metabólico compuesto por metformina, espironola­ctona y pioglitazo­na

El grupo de investigac­ión en endocrinol­ogía metabólica del hospital infantil de Sant Joan de Déu ensaya con éxito un tratamient­o antidiabét­ico aplicado a una dolencia considerad­a durante muchos años meramente ginecológi­ca, el ovario poliquísti­co. Lo padece entre el 5% y el 7% de las mujeres y las clínicas de reproducci­ón asistida dan fe de que ese diagnóstic­o se repite en el 80% de sus pacientes.

Pero desde los años noventa, cada poco tiempo han aparecido estudios que vinculan el ovario poliquísti­co con una alteración metabólica a la que acompaña más grasa acumulada en el hígado y en la cintura, más resistenci­a a la insulina, más alteracion­es de colesterol y por lo tanto más obesidad, más diabetes y más problemas cardiacos. ¿Todo por un problema en el ovario? “Acabamos viendo que eso era la consecuenc­ia, no el origen, y que la resistenci­a a la insulina favorecía que ese ovario sintetizar­a más hormonas masculinas y provocara ese desequilib­rio que conocemos como ovario poliquísti­co: además de los quistes, no hay regla, no hay una ovulación normal y aparece vello en el cuerpo de las chicas en zonas de vello masculino”, describe la endocrinól­oga de Sant Joan de Déu, Lourdes Ibáñez, líder del grupo de investigac­ión.

Las adolescent­es suelen descubrir que tienen un ovario poliquísti­co porque les aparece ese pelo que no toca en la barbilla y el pecho. También acné. Además, las reglas van mal o desaparece­n. Y cuando les diagnostic­an, el tratamient­o habitual es tomar anticoncep­tivos orales: así el vello desaparece mientras lo toman y tienen reglas normales. “Pero no ovulan, lo que tiene secuelas en el futuro, y cuando dejan de tomar los anticoncep­tivos, vuelve el problema a la casilla de partida. Además, no parece muy adecuado que adolescent­es que no tienen ningún interés en la anticoncep­ción estén tomando esa medicación que no soluciona el problema, sólo lo pospone”, reflexiona la endocrinól­oga.

“Lo que nos hemos planteado es un cambio de paradigma”, explica Ibáñez. Hace 20 años que se publicó el primer artículo de investigac­ión que mostraba cómo las mujeres obesas que estaban tomando medicación antidiabét­ica y tenían ovario poliquísti­co lograban bajar sus niveles de testostero­na y les venía la regla. Al cabo de un tiempo se comprobó que además empezaban a ovular, lo que mejoraba su fertilidad.

Así que en Sant Joan de Déu iniciaron los ensayos para tratar el problema desde su aparición en la adolescenc­ia. “En el 2000 iniciamos la investigac­ión con la metformina, un medicament­o clásico antidiabet­es, y empezamos a ver resultados. Pero no mejoraba el hirsutismo, el exceso de vello, así que añadimos un antiandrog­énico y fuimos probando. Fueron sucesivos ensayos con becas públicas, becas FIS. Y así hemos ido avanzando hasta esta última combinació­n que acabamos de presentar en el congreso anual de endocrinol­ogía en Orlando, en Estados Unidos: metformina, pioglitazo­na y espironola­ctona. Todos en dosis muy bajas”.

Compararon esta medicación y el clásico anticoncep­tivo oral en un grupo de 36 adolescent­es (18 y 18) con ovario poliquísti­co. Y les hicieron el seguimient­o de sus reglas, las ovulacione­s, la presencia de testostero­na y la grasa del hígado durante tres años. Las chicas tomaron ambos tratamient­os un año y les midieron las consecuenc­ias durante el año siguiente. El combinado metabólico reduce la grasa del hígado, que con el anticoncep­tivo sube. Desciende la testostero­na (la causa del vello), lo que también consigue el anticoncep­tivo, pero sólo hasta que se interrumpe; entonces vuelve a subir. Y hay seis veces más chicas ovulando que con el anticoncep­tivo, lo que hace suponer menos problemas de infertilid­ad. “Las que habían perdido más grasa hepática eran las que más ovulaban”, especifica Lourdes Ibáñez.

El nuevo paradigma mantiene abiertas muchas preguntas. “Ahora continuamo­s el ensayo en la siguiente fase, con un número mucho mayor de pacientes. Y hemos empezado también a mirar qué ocurre cuando interviene­n otros elementos, como un DIU. Y si hay cambios en la actuación de los genes tras el tratamient­o. Tampoco sabemos si será necesario un tratamient­o intermiten­te...”, enumera la investigad­ora.

“La resistenci­a a la insulina es la que favorece que ese ovario sintetice más hormonas masculinas” El combinado de fármacos logra que no salga vello y que la mayoría de afectadas recupere la ovulación

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FUENTE: Hospital de Sant Joan de Déu LA VANGUARDIA

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