La Vanguardia

La última del siglo XIX

- EMMA MORANO (1899-2017) Ciudadana italiana, la persona más anciana del mundo EUSEBIO VAL

Emma Morano ha muerto en plena Pascua, justo en el periodo en que en Italia se come la colomba, un tipo de bollo que a ella le encantaba y que consumía todo el año. Tal vez fuera la colomba uno de los secretos de su extraordin­aria longevidad. Doña Emma falleció ayer a los 117 años en su casa Pallanza, término municipal de Verbania, junto al lago Maggiore, en el norte de Italia. Era considerad­a la persona más anciana del mundo y la quinta más longeva de todos los tiempos. Había nacido el 29 de noviembre de 1899. Ya no vive nadie más del siglo XIX.

“Es un fenómeno de la naturaleza, un fenómeno de la genética”, declaró a La Vanguardia ,en mayo del año pasado, el doctor Carlo Bava, el médico que llevaba atendiendo a Morano desde hacía casi tres decenios. Doña Emma había sido noticia después del fallecimie­nto, en Nueva York, de Susannah Mushatt Jones, hasta entonces la persona de más edad.

Según Bava, los aires sanos de los Alpes eran una razón secundaria de la salud de hierro de su singular paciente. El principal motivo, para él, era la genética, pues otras mujeres de la familia de Morano vivieron también muchos años. Además, le ayudó su carácter tranquilo y su lucidez. Sabía lo que quería. Doña Emma sobrevivió a dos guerras mundiales, al fascismo, a casi 70 gobiernos democrátic­os en Italia y a 11 papas en Roma. Viajó muy poco. Jamás estuvo en la capital.

De muy joven, con sólo 13 años, Morano empezó a trabajar en una fábrica de sacos de yute. Pudo jubilarse muy joven, con 55 años. Le quedó una modesta pensión que administró siempre con extrema prudencia. Evitaba poner la calefacció­n si no era estrictame­nte necesario.

La vida de Morano no fue fácil. Su novio de juventud murió en la Primera Guerra Mundial. Acabó casándose con otro hombre que no la trató bien. Con él tuvo un hijo que falleció a los pocos meses. En 1938 decidió separarse del marido, algo que en aquella época rompía esquemas y estaba muy mal visto. Faltaban más de 30 años para que el divorcio fuera legal en Italia. No volvió a tener pareja. “No quería que me mandara nadie”, explicó la anciana en una entrevista.

Morano evitó siempre que la ingresaran en un hospital. Bava la trató en casa, incluso cuando necesitó una transfusió­n de sangre y después de algunas caídas. Hacía muchos años que no salía de casa y apenas veía. Por la noche rezaba a sus muertos, medio en italiano medio en latín.

Uno de los aspectos más curiosos era la dieta que llevaba, muy poco convencion­al, o al menos contraria a los teóricos presupuest­os de una alimentaci­ón sana. Sin miedo al colesterol, doña Emma, hasta hace unos pocos años, se zampaba tres huevos casi crudos al día. Se lo recomendar­on de joven, cuando sufrió anemia, y ella siguió el consejo siempre, al pie de la letra. Su cuidadora le preparaba sopa y le daba algo de carne triturada. Según su médico, ella desafiaba todos los criterios, lo que demuestra que estos son relativos y dependen de cada persona y su circunstan­cia. “Siempre se dice que hay que comer variado, pero Emma, por el contrario, siempre come lo mismo, los 365 días del año –declaró Bava-. Toma muy poca verdura y muy poca fruta”.

Bava bromeaba con doña Emma. Le decía que su esposa estaba celosa de que la cuidara tanto. “Sí, ahora soy vieja, pero de joven era una bella ragazza”, contestaba ella, aún coqueta.

Durante muchos años doña Emma comió tres huevos al día, muy poca verdura y fruta; era tranquila y lúcida

 ?? ANTONIO CALANNI / AP ??
ANTONIO CALANNI / AP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain