La Vanguardia

Marías y Tizón desafían la era de lo efímero y reeditan obras a los 25 años

- FERNANDO GARCÍA Madrid

Dos obras literarias que poco tienen que ver entre si, la novela de Javier Marías Corazón tan blanco yel libro de relatos Velocidad de los jardines, de Eloy Tizón, acaban de reeditarse en Alfaguara y Páginas de Espuma, respectiva­mente, con motivo del 25.º aniversari­o de su publicació­n y en aprovecham­iento de la insólita demanda de la que siguen gozando. Las escalas son muy dispares.

Corazón tan blanco llevaba vendidos 2,3 millones de ejemplares antes de su reedición, mientras que

Velocidad de los jardines constituye más bien una rareza; una joya que en su día, aun con retardo, despertó un inesperado interés y se editó dos veces hasta vender más de 5.000 unidades. Entonces se agotó y empezó a engrosar una cola de peticiones que el editor Juan Casamayor (Páginas de Espuma), detectó y supo calibrar; ahora, en dos meses

desde el relanzamie­nto, la nueva edición casi suma otros 4.000 ejemplares.

Tanto Corazón... como Velocidad... han resistido el paso del tiempo y de las generacion­es, de las modas y los modos, de una manera que sus autores apenas se explican; sobre todo en esta era de la fugacidad en la que casi todas las creaciones caducan y se olvidan en cuestión de semanas o meses. Con todo, Marías y Tizón tratan de razonar el fenómeno que tanto les sorprende y beneficia. Lo intentan, pero no lo consiguen del todo.

Marías prácticame­nte renuncia a racionaliz­ar el éxito de su obra estrella y considera “una inmensa fortuna” e incluso de “milagro” que, sobre todo los jóvenes, sigan comprando “lo que ahora se llama un libro literario”, dice con sorna.

El autor, también, de Los enamoramie­ntos y Tu rostro mañana, duda que Corazón... hubiera tenido en este momento un arranque y una evolución inicial comparable­s a los que tuvo en los años noventa. Pues ahora los lectores “son mucho mas impaciente­s; quieren más definición y claridad”, opina. Hace un cuarto de siglo, al frente de las listas de ventas había a su juicio “más calidad”.

Eloy Tizón, autor de tres novelas y tres coleccione­s de relatos muy celebradas por la crítica, se siente por su parte deudor de “aquellos lectores que buscan literatura más allá de la informació­n”; que degustan la musicalida­d, la capacidad metafórica, los aspectos verbales y, en suma, el lenguaje puramente literario. Unos lectores que “resisten el tsunami de las redes sociales”. Afirma Tizón que escribió Velocidad de los jardines “en soledad y silencio”. Los cuentos iban a contrapelo de las tendencias de la época. Quizá por eso el primer año se vendieron menos de 900 ejemplares. Poco a poco, sin embargo, la obra adquirió vuelo y predicamen­to, hasta devenir en pieza de culto. El propio Tizón narra el proceso en el prólogo de la reedición, titulado

Zoótropo (Biografía de un libro) y concebido como un relato más.

También la versión conmemorat­iva de Corazón tan blanco incorpora –en otro volumen, titulado No he

querido saber– una explicació­n de la historia del libro. El suplemento incluye asimismo varias entrevista­s al autor y una interesant­e carta inédita de Juan Benet con elogios y alguna pega al que es ya un clásico de la literatura en castellano..., así como un venerable superventa­s.

Alfaguara y Páginas de Espuma prolongan la ya larga vida de ‘Corazón tan blanco’ y ‘Velocidad de los jardines’

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jardines han merecido el reconocimi­ento de la crítica como clásicos de la literatura en castellano. En la foto, Javier Marías en tiempos de aquel éxito
Clásicos. Corazón tan blanco y Velocidad de los jardines han merecido el reconocimi­ento de la crítica como clásicos de la literatura en castellano. En la foto, Javier Marías en tiempos de aquel éxito

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