Las penas son menos penas con Messi
Como después de París, el crack lidera el triunfo con un doblete y puede llegar a los 500 goles contra la Juve
En Verbania, un pueblo del Piamonte, ayer moría Emma Morano, considerada la mujer más anciana del mundo hasta ayer. Morano vivió en tres siglos diferentes, tenía 117 años y nació el mismo día que se fundó el FC Barcelona: el 29 de noviembre de 1899. El Barça también está de duelo, por la derrota de Turín, pero es un duelo exprés. El luto va por dentro, pero se ve por fuera, aunque no se vaya vestido todo de negro. Sin embargo, el equipo tiene a Messi, y con Leo las penas son menos penas, las remontadas no son de uvas a peras y la Liga aún es posible.
Parecía algo imposible, pero el Barcelona, el del tridente, superó ayer, en pleno mes de abril, con todo en juego, los 250 minutos sin marcar gol. El equipo que se viste por arriba, que tiene su epicentro en la delantera, se quedaba seco en el peor momento. El colmo de la planificación. Nadie marcaba desde que Leo Messi batió en la primera parte a Rico contra el Sevilla. Ni ante el Málaga ni el Juventus. No era el mejor de los augurios para un Barcelona que quiere otra remontada.
Hasta que apareció Messi –¿quién si no?– con un cañardo raso espectacular pegado al poste izquierdo de Rulli. En total, la sequía blaugrana se quedó en 254 minutos gracias al de siempre, que también marcó el segundo y dio la asistencia del tercero. Cerca de cumplirse una década de su gol maradoniano al Getafe, el argentino firmó, de rebote, casi sin querer, el que debe de ser el tanto más feo de todos los de su videoteca. El día que Gonzalo Higuaín, de su misma quinta, nacido también en 1987, llegaba a los 200 goles en Europa (entre el Madrid, el Nápoles y ahora el Juventus), el diez del Barcelona está a las puertas de las 500 dianas en partidos oficiales con la camiseta blaugrana. Le faltan dos goles, pero los que le conocen saben que a Messi le gusta lograr los récords y llegar a las efemérides con un hat trick.
De momento, sigue siendo pichichi, ha recuperado el liderato de la Bota de Oro (Dost, del Sporting de Lisboa, se lo arrebató por unas horas) y ya ha llegado a los 45 goles por sexto curso en su carrera. Con Messi, las penas son menos penas.
¿Cómo cambian las cosas en el fútbol en un periquete? El Camp Nou vivió las contradicciones de este caprichoso juego. Todos los espectadores seguro que firmaban repetir el miércoles frente al Juventus el 2-0 que figuraba en el marcador en el minuto 40. Con ese resultado el Barça tendría casi toda la segunda parte para marcar el tercero, que forzaría la prórroga, o incluso el cuarto para completar la hazaña. Era una gran premonición. Sin embargo, el regusto con el que se llegó al descanso fue totalmente distinto. Y es que a nadie le gustaría que se diese en el partido de vuelta con el 3-2 con el que se ganaba a la Real.
No hay dos partidos iguales. Aunque, por el sufrimiento y por la división de opiniones de la grada, la visita de la Real recordó pasajes de luto que se vivió contra el Leganés. Aquel 19 de febrero, cuando sólo habían pasado cinco días del 4-0 de París, un Barça muy mustio necesitó dos goles de Messi, el último de penalti en el minuto 90, para ganar. Cuatro días después del 3-0 de Turín, los tres puntos –básicos para poder ir al Bernabeu con opciones de salir líderes en la Liga– eran importantísimos. Y se sudó para conseguirlos con otros dos tantos de Leo, que sí que los celebró.
No fueron las únicas similitudes. Hubo otra escena que se repitió. Fue cuando desde el Espacio de Animación se quiso corear a Luis Enrique. Como entonces, a varios espectadores no les gustó ese apoyo dirigido y silbaron. El Camp Nou prefiere hacer las cosas de forma espontánea. Sin necesidad de aditivos, conservantes ni colorantes. Como lo que representa Messi.
PENSANDO EN EL JUVENTUS El público pasó de ilusionarse con el 2-0 a irse al descanso con el regusto amargo del 3-2
DIVISIÓN DE OPINIONES El espacio de animación coreó el nombre de Luis Enrique y parte del Camp Nou silbó esos cánticos