La Vanguardia

Los rescates de animales en apuros en Barcelona

El Ayuntamien­to da otra oportunida­d a cerdos, serpientes y loros que se pierden cada día

- LUIS BENVENUTY KIM MANRESA (FOTOS)

Alba Iriarte, de 33 años, diseñadora de ropa (bonita) para personas con problemas de movilidad, vecina de La Floresta, allá por Collserola... “Aquí va bien tener cabras, para que se coman los hierbajos y toda la maleza y hagan cortafuego­s. Así en caso de incendio las llamas no llegan a la casa, y además te ahorras dinero y pasarte el día desbrozand­o”. El caso es que el cabrito y la cabrita de Alba tuvieron otro cabrito y otra cabrita, y luego nacieron tres cabritos más, y Alba trató de vender alguno... pero únicamente le ofrecieron cambiar dos cabras por un par de cerdos vietnamita­s, al parecer unos animales encantador­es la mar de limpios, cariñosos y encima muy caseros. “Mi hermano tuvo uno y no me pude resistir... Pepa y Paca hacían sus necesidade­s en una bayeta. Estos animales son tan limpios como un perro, quizás más... Lo que pasa es que no tienen poros y necesitan una charca disponible”. Pero al poco Pepa y Paca sintieron la llamada de la naturaleza y se echaron al monte en busca de amor. Alba telefoneó a todo el mun- do. La Oficina de Protecció dels Animals del Ayuntamien­to de Barcelona se hizo cargo del caso. A los pocos días llamaron a Alba y le dijeron que se pasara por el Centre d’Acollida d’Animals de Companyia de Barcelona, popularmen­te conocido como la perrera de la Rabassada, que habían encontrado a una de sus cerdas vietnamita­s...

El Ayuntamien­to rescató el año pasado a 1.358 animales en apuros. No hablamos ni de perros ni de gatos ni de hurones extraviado­s, sino de cerdos vietnamita­s con ganas de aventura, de serpientes y ranas que se alejaron demasiado de su charca, de vencejos y otros pájaros protegidos que se despistaro­n y se rompieron un ala, de loros y ninfas que encontraro­n abierta la puerta de su jaula y que luego no supieron volver a casa... “A unos los devolvemos a su hábitat natural después de echarles una mano –detalla Frederic Ximeno, comisionad­o municipal de Ecología–, porque la ciudad es el hábitat natural de muchas especies. Y a otros les ayudamos a regresar a su casa. Lo que ocurre es que únicamente los perros, los gatos y los hurones están obligados a llevar el chip identifica­tivo. Tenemos que llevar a cabo una investigac­ión, preguntar al vecindario, fijarnos en los carteles de ‘mascota perdida’. Y si no encontramo­s al propietari­o, procedemos a facilitar su adopción. La mayoría de los animales que atendemos encuentra un final feliz”. Sí, menos de un 10 por ciento son sacrificad­os. Durante los dos primeros meses de este año, el Consistori­o rescató 82 animales salvajes urbanos y reptiles, 20 domésticos de granja, 10 exóti-

ESPECÍMENE­S MUY DIFERENTES El Consistori­o cuida de muchas mascotas que no son tan habituales como perros y gatos

SALVAJES Y URBANOS La ciudad es también el hábitat natural de muchas ranas y tortugas

cos de compañía y tres de especies protegidas.

“Fue una encerrona –retoma Alba, la de La Floresta, entre risas–. Cuando llegué a la Rabassada vi que aquella cerda vietnamita no era ni Pepa ni Paca, pero me dijeron en que no tenían espacio, insistiero­n en que la adoptara. No pude decir que no. La pobre estaba tan asustada...”. Pepa y Paca jamás regresaron. Al poco, Peggy perdió el miedo y se acomodó a su nuevo hogar. Fue pretendida por varios jabalíes que echaron abajo las vallas de Alba. A fin de ahorrarse nuevos cortejos, Alba decidió esteriliza­r a Peggy. A pesar de ello, la cerda da todo el rato pequeños cabezazos a su dueña, “para que la rasque, para que la acaricie”. Hace pocas semanas, un conocido de un amigo dijo a Alba que ya no podía atender a su cerdo vietnamita, que le buscaba un nuevo hogar. En esta ocasión, Alba tampoco supo decir que no. Peggy y Pantxo se llevan muy bien. “Quieren mimos todo el rato, protestan cuando algo les molesta, acabas hablando con ellos...”. Es sorprenden­te la compañía que algunos animales pueden proporcion­ar.

Kellian Lorente, funcionari­o de 37 años, vecino del barrio de Horta, estaba empeñado en tener un loro de cola roja. “Una vez me encontré uno por la calle y me llamó mucho la atención –cuenta Kellian–, pensé que se lo comería un gato y llamé a la Guardia Urbana. Se dejó coger, se subió por mi brazo... Me enteré de que podía pedir su adopción. Me encapriché y me apunté...”. Sí, Kellian se llama como uno de los personajes de aquella serie de dibujos animados japonesa de los años setenta protagoniz­ada por dos oseznos llamados Jacky y Nuca. “Al cabo de un tiempo acogí un loro perdido que cantaba el himno del Espanyol. Le compré una jaula grandísima. Estos loros hacen mu- chas más cosas que repetir frases. Te cogen del dedo, se posan en tu hombro, te acarician con la cabeza, reaccionan ante tus tonos de voz...”. A Kellian le dio mucha pena cuando apareció el dueño de su loro. Las adopciones tardan cerca de un mes en ser definitiva­s. “Pero la verdad es que el dueño lo estaba pasando muy mal. Me dijo que su mujer incluso estaba muy deprimida. Lo extrañaban mucho”. Afortunada­mente, a la tercera fue la vencida, y hace ya más de un año Kellian pudo proporcion­ar un nuevo hogar a Cuca. “Nos llevamos muy bien”.

Mar, de nueve años, la hija de Albert Pérez, vecina de la Sagrera, conoció a Xispa, una pequeña carolina, en la barandilla del balcón de la casa de una amiga. El ave estaba aterida de frío, “tan asustada –relata

Albert– que bufaba como un gato. Parecía que no pasaría de aquella noche”. Pero sobrevivió, y tras varias semanas de incertidum­bre se convirtió en una gran sorpresa para la pequeña Mar. “Xispa es supersocia­ble, sobre todo cuando te conoce. Por las tardes siempre le dejamos la jaula abierta, para que se dé una vuelta por la casa. Siempre vuela hacia nosotros”.

 ?? KIM MANRESA ?? Mar y Xispa. Esta niña de 9 años conoció a esta carolina en la barandilla de un balcón y ahora es una más de la familia
KIM MANRESA Mar y Xispa. Esta niña de 9 años conoció a esta carolina en la barandilla de un balcón y ahora es una más de la familia
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 ?? KIM MANRESA ?? Peggy, Alba y Pantxo. Esta joven de La Floresta vive con dos cerdos vietnamita­s, unos animales muy cariñosos
KIM MANRESA Peggy, Alba y Pantxo. Esta joven de La Floresta vive con dos cerdos vietnamita­s, unos animales muy cariñosos
 ?? KIM MANRESA ?? Kellian y Cuca. Al tercer intento este vecino de Horta consiguió adoptar un loro de cola roja
KIM MANRESA Kellian y Cuca. Al tercer intento este vecino de Horta consiguió adoptar un loro de cola roja

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