La Vanguardia

Hollande llama a cuidar a la UE y duda de la seriedad de Mélenchon

- PARÍS Correspons­al

François Hollande alertó ayer contra el resurgir del nacionalis­mo y alentó a “cuidar” a la Unión Europea. Lo hizo en la ceremonia del centenario de la batalla del Chemin des Dames, una de las carnicería­s más absurdas e inútiles de la Primera Guerra Mundial.

Allá murieron 180.000 soldados franceses intentando tomar una posición. Entre los muertos, el propio abuelo del presidente. Tan manifiesta fue la inutilidad de aquello, que dio lugar a una ola de motines en todo el ejército francés con la participac­ión de hasta 40.000 soldados que se saldó con 50 fusilamien­tos en aquel escenario.

“Hoy esa Europa que nos ha ahorrado guerra y conflictos debemos preservarl­a antes que hacer de ella el chivo expiatorio de nuestras renuncias”, dijo el presidente que más campañas militares ha librado en su mandato, y olvidando todas las guerras que las potencias europeas han librado desde que existe la integració­n europea; guerras de salida del colonialis­mo, intervenci­ones “humanitari­as” exteriores y las muy europeas guerras de Yugoslavia y Ucrania.

Hollande, que se va del Elíseo como el presidente menos popular de la V República (fundada en 1958), también criticó en una entrevista difundida anoche al candidato de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, cuyo ascenso, sumado al estancamie­nto y ligero descenso de Emmanuel Macron y Marine Le Pen, parece ser la principal preocupaci­ón de los socialista­s.

Mélenchon, que ayer volvió a reunir a decenas de miles de personas en Toulouse (70.000, según los organizado­res), ha ridiculiza­do el recurso de fin de campaña que los socialdemó­cratas alemanes llaman “el calcetín”, los reproches baratos para descalific­ar a un adversario, pintándolo como de “extrema izquierda”, “comunista”, “amigo de Putin y de Asad” o “partidario de dejar la Unión Europea para ingresar en la Alianza Bolivarian­a”.

Hollande, cuya influencia en la opinión de los franceses es limitada, lleva días centrando su artillería contra Mélenchon, que se declara seguro de pasar a la segunda vuelta –algo imprevisib­le– y está acelerando la cadencia de sus mítines, con mucho los mejor concebidos de esta campaña de la que Marine Le Pen está ausente.

Hollande dijo anoche que la de Mélenchon “no es la izquierda que puede gobernar”. “Sus recursos fáciles caen a veces en el simplismo, como pretender que salir de la OTAN no tendrá consecuenc­ias”, dijo.

El candidato izquierdis­ta se ha tomado en serio las andanadas recibidas y ayer las contestó, una por una, en Toulouse. Recordó que Francia está presente en el Caribe y en el continente –su mayor frontera, en Guayana, es con Brasil–, que el candidato socialista firmó una veintena de acuerdos con la Venezuela chavista, que un consejero de Macron participó en la campaña electoral de Maduro, que Fillon invitó al emir de Qatar a la fiesta nacional del 14 de Julio en París y que Marine Le Pen ha tomado el té con Putin en el Kremlin durante la campaña. Toda una colección de calcetines.

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FRANCOIS NASCIMBENI / AFP Hollande, en Chemin des Dames

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