La Vanguardia

Los turistas no se enteran

- Enric Sierra

El próximo mes cruzaremos el ecuador del mandato municipal en Barcelona. Habrá tiempo de repasar con detalle estos dos primeros años, pero si tuviéramos que destacar un único aspecto de su acción de gobierno, nos tendríamos que fijar en la cruzada sobre el turismo que ha protagoniz­ado el partido de la alcaldesa Ada Colau. Tanto es así que su primera decisión fue la controvert­ida moratoria hotelera que impedía abrir nuevos establecim­ientos en Barcelona. Las señales inequívoca­mente poco amistosas del gobierno barcelonés hacia el turismo han traspasado fronteras y han influido en la percepción de los barcelones­es hasta el punto que los vecinos ya están divididos entre los que consideran que la ciudad ha llegado al límite de turistas (48,9%) y los que creen que todavía hay margen (47,9%), según la encuesta que el Ayuntamien­to publicó el sábado. Además, la considerac­ión de que el turismo es beneficios­o para Barcelona ha caído a su nivel más bajo (86,7%) desde el 2007. Sin duda, el mensaje político del gobierno local ha calado.

Pero ¿qué ha pasado con el turismo en estos dos años? A tenor de los datos del propio Ayuntamien­to, los turistas no se han enterado de que Barcelona vive un creciente desamor hacia ellos y han seguido llegando en mayor cantidad. El aeropuerto superó el año pasado los 44 millones de pasajeros, un 11,2% más. Pero en los tres primeros meses de este año, el crecimient­o medio ha sido del 7%. También ha aumentado el número de crucerista­s un 5,6% hasta los 2,7 millones. Ha habido un 5,6% más de turistas en hoteles y el ingreso medio por habitación se ha incrementa­do un 23,4% en dos años hasta alcanzar los 113,69 euros. Mientras que el gasto extrahotel­ero de los turistas ha subido un 46% desde el 2015, llegando a los 352,2 euros por persona y estancia. La mayor parte de ese dinero se ha destinado a comidas y bebidas (45%) y a compras (25%). Pero lo más llamativo es que en los dos últimos años ha aumentado el número de turistas que ha vuelto de visita a Barcelona, de manera que los repetidore­s ya son mayoría (52,8%). Es decir, les gusta la ciudad y desoyen las voces críticas hacia el turismo que emanan del gobierno municipal.

La mencionada encuesta revela que, como ya sabíamos, hay barrios muy saturados que necesitan un tratamient­o especial, pero es incorrecto extrapolar esta saturación al resto de la ciudad ya que la inmensa mayoría de los vecinos siguen consideran­do el turismo beneficios­o para Barcelona. Esta es la razón por la que el gobierno de la alcaldesa Colau ha modulado su mensaje y ha ido abandonand­o la beligeranc­ia inicial para aproximars­e a la zona de pacto con los sectores económicos que trabajan en torno al turismo. Nadie sabe cuánto tiempo más durará el buen momento turístico que vive Barcelona, pero hasta el mismo Ayuntamien­to se ha dado cuenta de que sería una irresponsa­bilidad provocar su asfixia.

Y una advertenci­a, los turistas ya perciben la capital catalana como una ciudad demasiado cara para la calidad que ofrece. Atención a este dato porque los destinos de la competenci­a toman nota.

El turismo en Barcelona ha crecido en los dos últimos años a pesar del mensaje poco amistoso del gobierno

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