El Barça se estrella en la muralla de la Juve
Un Barça voluntarioso nunca se acercó al milagro
El Barça nunca tuvo opciones de repetir el milagro del 8 de marzo. No faltaron el orgullo competitivo, la lucha y el amor propio, pero la, esta vez sí, intachable actitud no bastó para mover la defensa de cemento armado del Juventus. El conjunto blaugrana queda fuera de las semifinales de la Champions por segunda temporada consecutiva y, pese a contar con el tridente, fue incapaz de meter un gol a su rival en los 180 minutos de eliminatoria. Anoche lo probó de todas las maneras, pero casi todos sus remates se marcharon al limbo. De hecho, Buffon sólo tuvo que realizar dos intervenciones de mérito en el encuentro. El Barça tuvo oportunidades para ganar el partido, pero a la hora de engatillar no hubo ningún tipo de precisión. Como ejemplo, un dato: Messi disparó seis veces sin dar en la diana. Así resultó imposible acercarse a otra remontada gigantesca. La pena no fue el encuentro de ayer, en el que la Juve demostró ser un equipo mucho más potente que el PSG, sino la lamentable primera mitad de Turín, que ha terminado por condenar al Barça. El equipo de Luis Enrique no está entre los cuatro mejores de Europa y es reincidente. Tiempo habrá para el análisis, pero no se puede hablar de éxito en este sentido, aunque el público se mostrara muy generoso y despidiera a sus futbolistas con una cerrada ovación.
El intento de nueva quimera se presentó con mucha ilusión entre el respetable que acudió en masa al Camp Nou. Magnífico ambiente en el Estadi y buena dosis de fe. Había ganas de reeditar la gesta, de dejar pasmado al personal con una función para recordar. Para conseguirlo Luis Enrique se decantó por un sistema 4-3-3 convencional con laterales profundos como Jordi Alba y Sergi Roberto. Esa disposición y el poder contar con Busquets supusieron la diferencia con respecto al encuentro de ida. En la Juve, todo igual. Mismo once… y mismas intenciones de sorprender al Barcelona de entrada. Porque todavía resonaban los ecos del himno del Barça cuando el campeón italiano ya estaba plantado cerca de la guarida de Ter Stegen. Sabían los de Allegri que al PSG le había ido mal encerrándose desde el segundo uno y fueron mucho más valientes.
Mientras, los blaugrana jugaban con el corazón por cabeza y eso les reportaba más intensidad que en Turín, pero también provocaba bastantes imprecisiones y que el partido fuera de un campo a otro con un ritmo desbocado que en nada interesaba al Barcelona. Percutía Neymar por la izquierda buscando las cosquillas a un Dani Alves al que si algo le sobra es experiencia. Se movía Messi por el eje. Quería arrastrar centrales Luis Suárez. Pero la primera ocasión la tuvo Higuaín con un remate elevado.
Creaba sensación de peligro el Juventus y el colegiado, Björn Kuipers, enseñaba por qué podría ser calificado como el Mateu holandés. Llevaba el “sigan, sigan” hasta las últimas consecuencias, le tomaba la matrícula a Neymar desde el minuto 1 y dejaba utilizar los codos y el cuerpo. Un tipo de arbitraje que beneficiaba mucho más a las defensas que a los ataques y sabido es que a la hora de destruir nadie como el Juventus.
Donde no llegaba un pie, lo hacía un brazo y no había manera de perforar el muro plantado ante Buffon. Necesitaba el Barcelona un gol tempranero para poner gasolina a la teórica remontada. Y hasta el descanso el equipo blaugrana no es que gozara de un nutrido número de oportunidades, pero no aprovechó las que fabricó. Como ese remate desde el corazón del área que Messi cruzó demasiado. O como un chut interesante del delantero argentino que desbarató Buffon.
La banda izquierda era el mayor filón del Barça. Neymar, que terminó llorando, y Alba combinaban y penetraban con valentía y también Iniesta se dejaba caer por allá. En cambio por el otro costado las internadas de Rakitic y Sergi Roberto llegaban más con cuentagotas. La Juve jugaba con su físico y perdía todo el tiempo que podía, y el Barcelona se desesperaba, lo que se traducía en tarjetas para Iniesta y Neymar. Se consumía la primera mitad sin
UN CONJUNTO REINCIDENTE
que se pusiera la semilla de la reacción, pese a los ánimos del Estadi y pese a la cantidad de balones recuperados por un enorme Busquets.
El pasado 8 de marzo, en el entreacto, el Barça ya llevaba dos goles. Anoche se fue a cero. Faltaba la segunda mitad para sacudir el árbol del Juventus. Cada vez más difícil. Cada vez más inverosímil. Pero el Barcelona continuó insistiendo con deseo y el público aplaudiendo con entusiasmo. Piqué se iba una y otra vez al ataque de forma arrebatadora, Messi se quedaba cerquita del gol con un chut raso y Luis Enrique quemaba las naves dando entrada a Alcácer. Aunque la Juve también se estiraba de vez en cuando y Cuadrado bien pudo haber marcado. Ni con tres delanteros ni con cuatro. No pudieron llegar el segundo y el tercer tanto porque no metieron el primero. Hay remontadas que pasan sólo una vez en la vida. Ahora, a intentar redimirse en el Santiago Bernabeu.
SIN PÓLVORA
BUENA DISPOSICIÓN El Barça creó suficientes ocasiones como para marcar, pero no tuvo puntería Aunque la actitud del equipo y del público fue notable, la losa de Turín era muy grande Por segunda campaña seguida el conjunto blaugrana queda fuera de semifinales