Gentiloni pide a Trump implicarse más en Libia
Italia plantea una nueva paz de Westfalia en el Mediterráneo
“Hay una solución militar en Raqa, pero no en Damasco”, advierte el premier italiano en Washington
Italia quiere que Estados Unidos se implique más en la estabilización de Libia y que contribuya a una arquitectura de seguridad duradera en el Mediterráneo y en Oriente Medio. Ese fue el mensaje principal que transmitió el jefe del Gobierno italiano, Paolo Gentiloni, en su primer encuentro con el presidente Donald Trump, ayer, en Washington.
Horas antes de ir a la Casa Blanca, Gentiloni intervino ante uno de los
think tanks más prestigiosos, el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). Durante una hora, en un perfecto inglés, de modo muy claro y didáctico, el premier italiano explicó sus prioridades ante la cumbre del G-7 de finales de mayo en Taormina (Sicilia), que será el primer viaje de Trump al extranjero como presidente.
Según Gentiloni, sería deseable, en el área mediterránea y en Oriente Medio, algo parecido a lo que significaron, en 1648, la Paz de Westfalia, y, en 1975, el Acta Final de Helsinki. El primero de los tratados supuso el fin de las guerras de religión en Europa y el reconocimiento de la soberanía estatal. Los acuerdos de Helsinki redujeron las tensiones de la guerra fría y, aunque fueron interpretados como un triunfo de Moscú, acabaron allanando el camino hacia la eventual caída de los regímenes comunistas.
El primer ministro italiano reconoció que pensar en tales paralelismos históricos puede ser “una utopía”, pero insistió en que debe haber una estrategia global, seria y bien pensada ante el desafío que plantea el radicalismo islámico violento y la migración masiva desde África. Estados Unidos debe participar en el diseño y Rusia no puede quedar al margen. Gentiloni anunció que al G-7 de Taormina serán invitados los líderes de varios países africanos como Marruecos, Nigeria, Túnez y Tanzania. “No podemos olvidar ese continente –subrayó–. Queremos dar el mensaje de que África es absolutamente relevante”. Sería un grave error, para Gentiloni, abandonar África a la influencia creciente de China.
Ante Trump, Gentiloni habló con la autoridad de ser un aliado clave. EE.UU. tiene en territorio italiano dos bases aéreas importantes (Aviano y Sigonella), además de estar ubicado (en Nápoles) el mando de la VI Flota y el de todas las operaciones navales en Europa y África.
La estabilización de Libia es una prioridad absoluta italiana, no sólo por los intereses económicos en juego. Gentiloni hizo hincapié en que debe erradicarse la presencia del Estado Islámico (EI), desmantelarse las redes de tráfico de inmigrantes, evitar que sea terreno de lucha de potencias regionales y amenace la seguridad de Egipto y Túnez. Pese a la fragmentación tribal, cree que es factible una Libia unida porque no hay una gran fractura como entre suníes y chiíes.
Respecto a Siria, Gentiloni reiteró que fue adecuado el castigo al régimen por usar armas químicas. Abogó por un diálogo entre el régimen y la oposición, si bien dejó claro que “Asad no puede ser el hombre del futuro del país”. “Hay una solución militar en Raqa (el bastión del EI) pero no hay una solución militar en Damasco –dijo–. En Damasco la solución debe ser política”.
Sobre el futuro de la UE, Gentiloni se mostró optimista, pese a las dificultades, y pidió a Estados Unidos que no olvide que “la UE ha sido una extraordinaria historia de éxito” y que le interesa una Europa estable. En cuanto a la negociación del Brexit, el premier prometió que no hay voluntad de perjudicar a Gran Bretaña pero Italia defenderá con ahínco los derechos del medio millón de italianos que viven allí.