La AfD gira aún más hacia la ultraderecha
Revés para su líder, Frauke Petry, que propuso otro tono en el partido para “llegar al poder” en Alemania
Marcha de 10.000 manifestantes contra el congreso populista en Colonia, con gran despliegue policial
El partido populista derechista Alternativa para Alemania (AfD) demostró ayer en su congreso anual no sólo que hay desunión en su cúpula y sus filas, sino también que su viaje hacia la extrema derecha se intensifica, pese a los esfuerzos de su colíder y rostro más visible, Frauke Petry, por expurgarlo de tonalidades nazis. Unos 600 delegados del partido se congregaron ayer en un hotel de Colonia para un congreso que continúa hoy, y en el que Petry llamó a sus correligionarios a adoptar una estrategia más moderada. “Debemos decidir si la AfD quiere convertirse en una opción realista a ojos de los electores para llegar al poder en el 2021”, dijo la copresidenta del partido, quien esta semana dejó de piedra a los suyos al noti- ficar su renuncia a ser candidata a la Cancillería en las elecciones del próximo 24 de septiembre.
En el año 2021 volverá a haber comicios, y Petry propuso reorientar el partido para intentar participar en coaliciones de Gobierno en esa legislatura –algo de por sí difícil, pues todos los demás partidos rechazan tener trato con la AfD–, pero la mayoría en el congreso prefirió la línea dura. Los delegados infligieron así una sonora humillación a la copresidenta al rechazar votar una moción en la que ella perseguía fijar esa orientación pragmática para un partido nacido euroescéptico y conservador en febrero de 2013, y que la propia Petry empezó a conducir hacia la ultraderecha –tras descabalgar a su primer líder y fundador, el economista Bernd Lücke– , explotando el descontento de una parte de los alemanes ante la política de acogida a refugiados de la canciller, Angela Merkel, sobre todo a partir del verano del 2015.
Ahora Petry ve que muchos de sus militantes y dirigentes son mucho más ultras que ella. Así, el copresidente del partido, Jörg Meuthen, fue muy aplaudido cuando cargó contra Merkel. “No queremos convertirnos en una minoría en nuestro propio país, incluso ya lo somos en algunas zonas”, dijo asegurando que en las calles de su ciudad, Karlsruhe, se ven más migrantes que alemanes.
En un momento dado, Frauke Petry y su marido y también dirigente del partido, Markus Pretzell, se fueron de la sala visiblemente enfadados, según la edición digital del tabloide Bild, lo cual dio lugar durante la tarde a interpretaciones sobre un posible abandono. Petry, de 41 años y embarazada del que será su quinto hijo –el primero con Pretzell–, dijo luego a la prensa que había ido a tomarse un café, y que la estrategia que planteaba el partido era “un error”. Con el incremento del discurso de ultraderecha, la líder derechista teme perder a los votantes moderados de clase media, esto es, conservadores decepcionados con la CDU de Merkel, o a los descontentos en general procedentes de otros partidos.
La presencia de la AfD en la ciudad renana causó renuencia. Colonia se preparó para la cita con un fuerte despliegue policial (4.000 agentes), debido a las varias manifestaciones de rechazo, que congregaron a entre 10.000 y 15.000 personas, según estimaciones policiales. Los 600 delegados entraron en el céntrico hotel del congreso escoltados por la policía; dos agentes resultaron heridos, y ardió un coche patrulla. Un millar de los manifestantes previstos eran, según cálculos de las autoridades, radicales de izquierdas, y persistía el temor a disturbios graves, como los acaecidos en el congreso de la AfD el año pasado en Suttgart. Pero ayer todo transcurrió con relativa calma. Entre los manifestantes figuraban la presidenta del land de Renania del Norte-Westfalia, la socialdemócrata Hannelore Kraft, y la alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, acuchillada en octubre del 2015 por su apoyo a los refugiados.
Entrar en el Bundestag en las elecciones de septiembre es seguro para la AfD. Los últimos sondeos le otorgan el 10% de votos, aunque en las últimas semanas había llegado a caer al 7%. En cambio, en el pico de la crisis migratoria cosechaba en las encuestas entre el 13 y el 15%.