Tamagotchi, el ‘revival’
La empresa japonesa recupera el juego original de la mascota que creó hace dos décadas
Año 1996. El mundo de los juegos electrónicos vive toda una revolución con el nacimiento de un pequeño dispositivo redondeado, con forma de llavero. En su interior vive una mascota pixelada. Un cibercachorro al que hay que mimar y cuidar: darle comida, ducharlo, jugar con él, procurar que se divierta... Era el Tamagotchi, que ahora ha resucitado.
La empresa que lo creó hace más de dos décadas se ha sumado a la tendencia revival que tanto éxito parece tener entre la industria de las nuevas tecnologías. Una buena noticia para los nostálgicos del juego, aunque de momento el Tamagotchi del siglo XXI sólo se vende en Japón. Cuesta alrededor de 20 euros. La reaparición de este cibercachorro encerrado en una especie de llavero coincide con la vuelta al mercado del austero Nokia 3310 o la consola NES Mini de Nintendo. Dos iniciativas con éxito que habrían animado a la japonesa Bandai a recuperar el Tamagotchi, que resucita con el mismo diseño y protagonistas que en la edición original.
La mascota, con un funcionamiento muy simple pero pionera a nivel tecnológico en su época, causo auténtico furor en todo el mundo. A finales de la década de los noventa se calculaba que más de la mitad de los escolares españoles llevaban escondido en su mochila a su particular Tamagotchi. Costaba unas 2.500 pesetas de la época y, al contrario de lo que después ha pasado con el desembarco de los videojuegos o la adicción a las nuevas tecnologías, hubo muy pocas informaciones o estudios que consideraran entonces peligroso ese inocente juego. Todo lo contrario, expertos en los cambios de comportamiento generados por las nuevas tecnologías, vieron en el Tamagotchi la herramienta perfecta, principalmente entre los más pequeños, para adquirir compromisos. Si el cibercachorro no recibe los cuidados que precisa, muere. Un final que provocó más de un lloro desconsolado entre los niños que habían descuidado la obligación adquirida tras hacerse con uno de esos dispositivos electrónicos.
El Tamagotchi sería, por lo tanto, la versión más inofensiva en la inacabable lista de aplicaciones que buscan la interacción entre usuario y aparato. La mascota a la que hay que alimentar y cuidar nada tiene que ver, por ejemplo, con la última tendencia, nacida también en Japón, que potencia la creación de seres virtuales en teléfonos y ordenadores para convertirlos en la novia o novio perfecto. Algunos hablan y adquieren incluso forma a través de un holograma. Y, como al cibercachorro, también hay que cuidarlos y mimarlos. En estos casos se corre el riesgo de enamorarse de un ser irreal, algo más complicado en el caso de los austeros trazos que dan forma a la mascota del Tamagotchi. La edición resucitada por la empresa japonesa es algo más pequeña que la original y recupera los seis diseños de la década de los noventa. La pantalla del dispositivo tiene un formato más cuadrado y compacto, pero mantiene los gráficos y toda la estética de la época
La tendencia a ‘volver’ a los 90 crece en las empresas de tecnología al constatar que la nostalgia es rentable