‘Juego de Tronos’ en la Monumental
Llega a Barcelona el campeonato mundial de batallas medievales históricas, ‘Battle of the Nations’. Un deporte de contacto reglado y de recreación de la edad media en el que compiten selecciones de treinta países.
Nada de coreografías ridículas como las de la lucha libre. Ni recreaciones históricas como las de moros y cristianos. Battle of the Nations es una competición con armaduras reales, armas cuidadosamente recreadas por maestros armeros y peleas de contacto real. En la arena de la Monumental se podrá ver por primera vez en Barcelona, del 29 de abril al 1 de mayo, el campeonato mundial de batallas medievales históricas (HMB), un espectáculo total que reúne a 800 luchadores de 30 países diferentes.
PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Los fans de series como Juego de Tronos o de videojuegos como World of Warfcraft van a poder disfrutar en directo y sin trampa ni cartón de la emoción de las luchas sin cuartel, pero que no se emocionen los adictos a la sangre: este deporte, cuyo campeonato mundial se celebra cada año desde 2009, está totalmente reglado y un comité de árbitros internacional supervisa la limpieza de las batallas. De hecho, se enseñan tarjetas amarillas y rojas, como en el fútbol, a los luchadores que usan técnicas y golpes prohibidos. Así que los amantes de las cintas épicas en Technicolor, tipo Ivanhoe, no se van a sentir desplazados. Battle of the Nations es un espectáculo familiar, apto para un público diverso, transversal, que satisfará a los que buscan emociones fuertes, pero también a los que buscan el espectáculo de la recreación histórica, la caracterización y la plástica de las luchas.
Cristian Bernal, el capitán de la selección española, lo resume gráficamente: “Los espectadores que acudan a la Monumental van a poder ver algo nunca visto, un deporte de impacto duro, sin piedad, pero no es violencia gratuita. La dureza del impacto es contra la armadura, así que se trata de una competición sin sangre y regida por el respeto, el valor, la nobleza y la camaradería entre los luchadores.” Eso no quiere decir que sea un deporte sin riesgo, porque lo tiene, como todos los de contacto, explica: “Las lesiones habituales son esguinces y roturas de ligamentos. No es habitual que alguien se rompa un hueso, y cuando pasa es siempre como consecuencia de un fallo mecánico de la armadura. Yo llevo luchando desde hace años y solo me he lesionado un dedo”.
Los luchadores van totalmente protegidos, porque la seguridad es lo primero. Pero eso también lo convierte en un deporte muy complicado: “El peso medio de una armadura de acero de calidad”, explica Bernal, “es de 30 kilos, y hay que añadir luego el peso del gambesón (una chaqueta acolchada). Es una pieza que da mucho calor, el cuerpo se deshidrata rápidamente y los músculos no trabajan bien. Por eso nuestro entrenamiento es complejo, requiere fuerza, resistencia, pero también mucha técnica.”
DEPORTE Y CULTURA
Cristian Bernal, catalán de 32 años y buceador industrial, es uno de los pioneros de las batallas medievales en España. Él es el líder de una selección española que acude al Battle of the Nations con la representación más numerosa de su historia, 50 luchadores y 6 luchadoras, seleccionados entre los 13 clubes que existen en España de competición de batallas. Son gente que viene de ámbitos diversos. Al principio había más seguidores de los eventos de recreación artística, pero al transformarse en un deporte cada vez más exigente, las filas de los luchadores se han ido agrandando con atletas provenientes del rugby, el boxeo o las artes marciales mixtas (MMA). Una disciplina no apta para todos los físicos, ni para todos los bolsillos. Una equipación completa, que hay que encargar a un armero artesano, normalmente del este de Europa, cuesta unos 1.800 euros.
Y una última curiosidad que explica Bernal: “Las luchas medievales forman parte de la historia de Barcelona. El barrio de El Born recibe su nombre de los bohurts, o enfrentamientos grupales de las justas que se realizaban allí”.
Las batallas medievales regresan, por tanto, a Barcelona, y lo hacen por la puerta grande (de la Monumental).