La Vanguardia

Diario de un poeta recién firmado

La gente en Sant Jordi enseña que se puede celebrar un día contra nadie

- Carlos Zanón Barcelona

Durante mi adolescenc­ia, teníamos rosales en casa. Pero si ese no era el caso las robabas de otros jardines. En Sant Jordi no recuerdo que nadie las comprara. Las rosas eran entregadas tal cual sin estuches o fundas de plástico, quizás con papel de plata. En una ocasión, con quince años, yo tenía novia pero me daba mucha vergüenza que mi familia lo supiera así que arranqué del jardín una rosa a primera hora de la mañana, la subí escondida en mi abrigo y, atención, la guardé hasta la tarde en una caja de zapatos, por lo que fui el primero en conseguir que una rosa tuviera aroma a betún. No sé si mi novia tuvo luego relación con Ferrán Adrià. Lo que sí sé es que luego ella se vengó regalándom­e un libro de poemas de Tagore. Se excedió en su crueldad, obviamente.

Sant Jordi volvió a caer en domingo y nos ahorró el estéril debate de si ha de ser o no festivo. Los días conmemorat­ivos por lo general tienen siempre algo de crueldad ejercida por una minoría que es reina por unas horas contra el resto. En este sentido, Sant Jordi es distinto. Es el día en el que los que compramos, vendemos y leemos libros deberíamos vengarnos de la estulticia mayoritari­a y aletrada del resto de nuestros conciudada­nos pero no lo hacemos. Es probable que ni se nos pase por la cabeza. La celebració­n de Sant Jordi –popular y trabajada desde las escuelas– es alegre e integrador­a, ajena al desmán reivindica­tivo y a señalar a nadie con el dedo. Y lo es porque gira alrededor de un objeto, el libro, poderoso cuando es receptácul­o de la ficción, lo imaginado, el testimonio, ya funcione como entretenim­iento, delirio, altura de vuelo o caída libre, que cada uno tome lo que le guste. Este aspecto, este día, es reconocido incluso por quien no lee, al que por unas horas, le ge- neramos la duda de si no se está perdiendo algo.

El libro, lo literario en el día de ayer es un espejo en el que la sociedad catalana se mira y se gusta y, en modo alguno parece engreída o pretencios­a. Al contrario que en otras manifestac­iones nuestras, la sensación no es que busquemos una superiorid­ad moral sino simplement­e una celebració­n de lo civilizado, de la palabra escrita por encima de los hechos, los hechos y los hechos. El reflejo que nos llega como sociedad es nítido y limpio, sin necesidad de que nadie se lo reconozca, soporte o permita. Sant Jordi es nuestro día contra nadie, nuestro día de la Indepen-

UNA JORNADA PARA TODOS Por Sant Jordi generamos a quien no lee la duda de si no se está perdiendo algo

dencia. Sant Jordi es el día en que es Don Quijote quien derriba al Caballero de la Luna en la playa de la Barcelonet­a. Y, por supuesto, no lo olvidamos, es también el día en que la industria de los libros exhibe su potencial enorme y exhibe músculos y huele a circo de tres pistas y nos hace pasar a todos por caja. Generar dinero es la única manera que el capitalism­o permite que sobrevivan determinad­as especies.

Voy a mi primera firma. Este año en la considerac­ión de poeta. He buscado mi pluma de oca francesa pero no la he encontrado. No hace ni diez minutos que estoy aquí y ya me he tomado dos cafés, he especulado que miraba el móvil para hacer algo y me han dicho tres veces que en España se lee poco. Entonces, recuerdo lo que me dijo, al respecto, el escritor Javier Tomeo: aquí leen pocos pero los que leen se lo leen todo. La próxima vez les contesto eso y les digo que la frase es mía.

Voy a la segunda firma que como hay novelas la cosa se anima. Mi cinismo se va quedando en una paupérrima caricatura de sabihondo a medida que pasan las horas y ves a tanta y tanta gente saliendo a la calle sólo para participar, para sumarse a la alegría de celebrar algo que no supuso ningún exterminio, ninguna victoria o derrota, ningún santo patrón o ninguna moda

made in USA. Nos gusta la calle. Eso se nota. Por la noche y especialme­nte durante el día y nos encanta montar paradas y jugar a las tiendas. Somos lo que somos, y pertenezco a esta comunidad y, sin que sirva de precedente, me gusta así que arréame con la rosa, cariño y enciendo la luz porque voy a leer.

Las hordas poéticas deseosas que les firme mi libro no acaban de llegar, pero hay colas de gente que esperan que les firme su autor favorito se llame Pau Donés, Fernando Aramburu o Marc

EL ESPECTÁCUL­O Firmo al lado de un escritor que graba vídeos a sus seguidores LA FRASE Recuerdo lo que me dijo Javier Tomeo: “Aquí leen pocos pero los que leen se lo leen todo” LA ESPERA Las hordas poéticas deseosas que les firme mi libro no acaban de llegar

Pastor. Incluso el debate entre escritores mediáticos y no mediáticos me suena viejuno y absurdo. Firmo al lado de un escritor que graba vídeos a sus seguidores, se sube encima de la mesa y tiene la suficiente autoestima como volver a hacer volar al Halcón Milenario. Tampoco importa que mis firmas sean 0 firmas. La gente en Sant Jordi enseña que se puede celebrar un día contra nadie. Un día donde cada uno elige qué quiere. Lo popular por serlo no es ni una basura pero tampoco la medida de todo. Y lo complicado o minoritari­o debe existir por sí mismo, porque sin los matices los colores son pocos, aburridos y tendentes al monocromo.

Al final de la jornada recuento y me digo que he firmado algunas novelas, seis poemarios y que soy casi mediático: un señor se ha hecho una foto conmigo porque a su hija le hará ilusión verlo con el autor de “La sombra del viento”. Me voy al Speakeasy a tomarme un sifón.

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 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ??
INMA SAINZ DE BARANDA
 ?? CRISTINA GALLEGO ??
CRISTINA GALLEGO
 ?? CRISTINA GALLEGO ??
CRISTINA GALLEGO
 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ??
INMA SAINZ DE BARANDA
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? En la Rambla.
Los más pequeños también participar­on en una fiesta que tomó con fuerza las calles de Barcelona
LLIBERT TEIXIDÓ En la Rambla. Los más pequeños también participar­on en una fiesta que tomó con fuerza las calles de Barcelona
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Ayer se vendieron unos seis millones de rosas, más de lo previsto
También fue el día de las selfies. Una pareja se tomó una autofoto delante de la Casa Batlló, engalanada con rosas...
XAVIER CERVERA de todas las edades mirando libros en los puestos de Rambla Catalunya Ayer se vendieron unos seis millones de rosas, más de lo previsto También fue el día de las selfies. Una pareja se tomó una autofoto delante de la Casa Batlló, engalanada con rosas...

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