Entra en vigor la tasa catalana sobre bebidas azucaradas
Recargos de 8 a 12 céntimos por litro
El Govern prevé ingresar casi 31 millones en el 2017 y 41,3 millones en un año completo
El Govern gravará a partir de hoy las bebidas azucaradas envasadas con un impuesto específico. Si tienen entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros, se aplicará una tasa de 8 céntimos por litro, y si supera esa cantidad, 12 céntimos por litro. Productores y distribuidores se oponen a este tributo porque, en su opinión, es discriminatorio y distorsiona la competencia. Las organizaciones de consumidores dudan de su efectividad. La medida comportará unos ingresos de casi 31 millones de euros en el 2017 y 41,3 en un año completo, según las previsiones de los presupuestos de la Generalitat.
El impuesto se dirige al consumidor, pero es el distribuidor el que lo liquidará y lo trasladará al comercio, que es el que lo repercutirá al consumidor. Las bebidas afectadas son todos los refrescos o sodas, las bebidas de néctar de frutas, deportivas y energéticas, de té y café, leches endulzadas, las alternativas a la leche, batidos y bebidas de leche con zumo de fruta, vegetales y las aguas con sabores. Sin embargo, están exentas las bebidas elaboradas a partir de zumos de fruta o de verdura naturales, concentrados y reconstituidos o su combinación, y también leches o alternativas a las leches que no contengan edulcorantes calóricos añadidos, los yogures bebibles, las leches fermentadas bebibles, los productos para uso médico y las bebidas alcohólicas.
La Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) se opone al impuesto. “Es discriminatorio porque penaliza sólo algunos productos, crea inseguridad jurídica en el contribuyente y distorsiona la competencia y la unidad de mercado”, manifestó a ACN el director general de esta entidad, José María Bonmatí, quien también recordó que “los temas de salud no se solucionan sólo desde el punto de vista de la fiscalidad”. En este sentido, destacó que actualmente el 25% de las bebidas comercializadas en este segmento “ya son sin azúcares ni calorías”.
La creación de este impuesto obedece, según el Ejecutivo, a la necesidad de incentivar un cambio de hábitos de consumo, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Diversos informes de esta entidad inciden en los efectos que tendría gravar con impuestos las bebidas azucaradas para reducir su consumo y, en consecuencia, la obesidad. Por ello, el año pasado propuso la imposición de tasas de al menos un 20%. En el Reino Unido, un tributo con ese tipo logró mitigar esta enfermedad en un 1,3%, según datos facilitados en 2013.
El impuesto que hoy se estrena en Catalunya está muy por debajo de los niveles propuestos por la OMS. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) explicó en un comunicado que una lata de bebida a base de té con un 7,7% de azúcar, en lugar de valer 0,60 euros pasará a valer 0,63 euros, un incremento “de un par de céntimos” –sería en este caso del 5%– que “no parece suficiente para cambiar los hábitos dietéticos de los consumidores”. Por otra parte, la entidad no ve razonable excluir de esta norma ninguna bebida no medida con contenidos en azúcar similares o superiores a lo definido como bebidas azucaradas. Además, insiste que, “como ha sucedido en otros países europeos”, cabe la posibilidad de que “las empresas asuman ese coste y los precios no cambien”. Por todo ello, duda de la efectividad de la medida adoptada por el Govern.