Torres muy altas

Al igual que Barcelona, Milán aspira a ser sede de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). La lombarda y la catalana figuran entre las ciudades más importantes de Europa que no gozan de la condición de capital de Estado, destacan por ser motores económicos, tienen una población similar y son el núcleo de áreas metropolitanas muy dinámicas. Y en esta pugna por captar una institución europea, las dos han coincidido en ofrecer algunos de sus edificios más altos. Los italianos, la torre Pirelli, de 127 metros de altura y un diseño que influyó –otra concidencia– en el edificio del Banco Atlántico (hoy Banc Sabadell). Barcelona ofrece la torre Glòries (ex-Agbar), que supera a su rival milanesa en 17 metros. Pero hay una notable diferencia: mientras la carta barcelonesa es definitiva, el Pirellone sería una sede provisional hasta que se construyera un nuevo edificio. Hoy, alberga el Consejo Regional de Lombardía, y en Milán ya hay quien afirma que ceder este símbolo de la ciudad a la EMA sería “abdicar ante la burocracia europea”.