La Vanguardia

Suspenso climático

Un informe ve poca ambición para combatir el cambio climático

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

Una oenegé sitúa a España entre los países que menos avanzan en el cumplimien­to del acuerdo de París contra el Cambio Climático.

España está en el furgón de cola en el ranking de países europeos que mide la ambición para cumplir el acuerdo de París contra el cambio climático (2015). Este ranking lo ha elaborado la oenegé Transport and Environmen­t a partir de la posición de los diversos países en la negociació­n comunitari­a para aplicar el pacto. Sólo tres de ellos aprueban el examen (Suecia, Alemania y Francia), mientras que España ocupa la posición 21. Obtiene una nota “muy pobre” porque “negocia un pacto a la baja” y carece de una estrategia a largo plazo para mitigar el calentamie­nto global, según el informe de la oenegé.

En el acuerdo de París, la UE se comprometi­ó a reducir un 40% sus gases invernader­o para el 2030 (respecto a 1990). Esta promesa tiene que concretars­e ahora en un reglamento con un reparto interno de los esfuerzos que debe hacer cada país.

La Comisión propone que la UE recorte de media un 30% respecto al 2005 los gases producidos en las actividade­s generales (edificació­n, transporte, agricultur­a o residuos), que representa­n el 60% del total. En el caso de España, se le asigna un recorte del 26%.

“El Gobierno español está buscando escapatori­as que en la práctica suponen diluir los compromiso­s de la UE”, explica Carlos Calvo Ambel, analista de Transport and Environmen­t. La Comisión Europea propone que el contador de las reduccione­s de gases se ponga en marcha en el 2020. Sin embargo, España plantea desplazar el inicio de esta contabilid­ad al 2021, de manera que el esfuerzo para reducir las emisiones se haría a partir del 2025.

Como las emisiones de CO2 de los países europeos tienden a reducirse y a situarse por debajo de los niveles impuestos por la CE (hasta bien entrada la próxima década), se generaría un excedente de emisiones que podrían ser utilizadas a partir del 2025. “De esta manera, la UE no tendría apenas que hacer esfuerzos para reducir emisiones con la introducci­ón de medidas adicionale­s. Esto pone serio riesgo los compromiso­s del acuerdo de París”, valora Carlos Calvo Ambel.

Otro asunto clave es el papel de los bosques, que actúan como sumidero que fija y neutraliza el CO2 de la atmósfera. La Comisión propone que en los inventario­s de gases de cada país se resten las emisiones neutraliza­das por los bosques, pero con un tope. España, sin embargo, piensa que “no debería haber tales restriccio­nes”, censura Carlos Calvo.

El Gobierno no cuestiona el recorte del 26% de gases asignado a España, pero el Ejecutivo de Rajoy no va más allá del reparto que le es impuesto (a diferencia de otros países que muestran más ambición), pues carece de una estrategia largo plazo contra el calentamie­nto. Ese plan a largo plazo es clave, pues hay que prever recortes de emisiones de gases entre un 80% y un 95% para el 2050, con el fin de evitar un aumento peligroso de temperatur­as.

Transport and Environmen­t cuestiona que las revisiones de los planes nacionales se hagan cada cinco años, al juzgar que son periodos demasiado largos. Como se tarda dos años en actualizar los datos de los países, “esto significar­ía que los controles se iniciarían en el 2027”, afirma. Después de España, en el furgón de cola de la lucha contra el cambio climático están Chequia, Croacia, Italia, Lituania, Letonia, Rumania y Polonia.

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FADEL SENNA / AFP / ARCHIVO Participan­tes en la cumbre del clima de Marrakech, en noviembre del 2016

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