Suspenso climático
Un informe ve poca ambición para combatir el cambio climático
Una oenegé sitúa a España entre los países que menos avanzan en el cumplimiento del acuerdo de París contra el Cambio Climático.
España está en el furgón de cola en el ranking de países europeos que mide la ambición para cumplir el acuerdo de París contra el cambio climático (2015). Este ranking lo ha elaborado la oenegé Transport and Environment a partir de la posición de los diversos países en la negociación comunitaria para aplicar el pacto. Sólo tres de ellos aprueban el examen (Suecia, Alemania y Francia), mientras que España ocupa la posición 21. Obtiene una nota “muy pobre” porque “negocia un pacto a la baja” y carece de una estrategia a largo plazo para mitigar el calentamiento global, según el informe de la oenegé.
En el acuerdo de París, la UE se comprometió a reducir un 40% sus gases invernadero para el 2030 (respecto a 1990). Esta promesa tiene que concretarse ahora en un reglamento con un reparto interno de los esfuerzos que debe hacer cada país.
La Comisión propone que la UE recorte de media un 30% respecto al 2005 los gases producidos en las actividades generales (edificación, transporte, agricultura o residuos), que representan el 60% del total. En el caso de España, se le asigna un recorte del 26%.
“El Gobierno español está buscando escapatorias que en la práctica suponen diluir los compromisos de la UE”, explica Carlos Calvo Ambel, analista de Transport and Environment. La Comisión Europea propone que el contador de las reducciones de gases se ponga en marcha en el 2020. Sin embargo, España plantea desplazar el inicio de esta contabilidad al 2021, de manera que el esfuerzo para reducir las emisiones se haría a partir del 2025.
Como las emisiones de CO2 de los países europeos tienden a reducirse y a situarse por debajo de los niveles impuestos por la CE (hasta bien entrada la próxima década), se generaría un excedente de emisiones que podrían ser utilizadas a partir del 2025. “De esta manera, la UE no tendría apenas que hacer esfuerzos para reducir emisiones con la introducción de medidas adicionales. Esto pone serio riesgo los compromisos del acuerdo de París”, valora Carlos Calvo Ambel.
Otro asunto clave es el papel de los bosques, que actúan como sumidero que fija y neutraliza el CO2 de la atmósfera. La Comisión propone que en los inventarios de gases de cada país se resten las emisiones neutralizadas por los bosques, pero con un tope. España, sin embargo, piensa que “no debería haber tales restricciones”, censura Carlos Calvo.
El Gobierno no cuestiona el recorte del 26% de gases asignado a España, pero el Ejecutivo de Rajoy no va más allá del reparto que le es impuesto (a diferencia de otros países que muestran más ambición), pues carece de una estrategia largo plazo contra el calentamiento. Ese plan a largo plazo es clave, pues hay que prever recortes de emisiones de gases entre un 80% y un 95% para el 2050, con el fin de evitar un aumento peligroso de temperaturas.
Transport and Environment cuestiona que las revisiones de los planes nacionales se hagan cada cinco años, al juzgar que son periodos demasiado largos. Como se tarda dos años en actualizar los datos de los países, “esto significaría que los controles se iniciarían en el 2027”, afirma. Después de España, en el furgón de cola de la lucha contra el cambio climático están Chequia, Croacia, Italia, Lituania, Letonia, Rumania y Polonia.