Susana Díaz afronta la amenaza del ‘efecto Borrell’ en la pugna del PSOE
La líder andaluza exhibe el apoyo de referentes socialistas, como Almunia en 1998
Borrell, con todo el aparato en contra, acabó sumando el 54,9% de los votos “Sánchez se presenta para ser reelegido a un cargo en el que fracasó ya”, alegan sus críticos
“No te va a gustar lo que te voy a decir”, le advirtió José Zaragoza, que entonces era el primer secretario de la federación del PSC del Baix Llobregat, a Josep Borrell.
Corría el año 1998, y el exministro catalán de Obras Públicas había decidido plantar cara al sucesor de Felipe González en la secretaría general del PSOE, Joaquín Almunia, y disputarle la candidatura a la presidencia del gobierno en las elecciones generales que se celebrarían dos años después, en el 2000.
Así que Borrell tragó saliva. “Vas a tener al menos un 30% de los votos”, le anunció Zaragoza, para sorpresa del aspirante. Y es que, en aquellos momentos, muchos auguraban a Borrell apenas un 10% de los votos, debido a que todo el aparato del PSOE se había volcado en favor de la candidatura de Almunia. Así lo hicieron desde el expresidente del gobierno Felipe González hasta el entonces secretario general de la OTAN, Javier Solana; el en aquel momento comisario europeo Manuel Marín o los exministros Carlos Solchaga y Alfredo Pérez Rubalcaba; además de poderosos barones territoriales como el andaluz Manuel Chaves o el castellano-manchego José Bono.
“¿Y cómo no me va a gustar, si dicen que sólo saco un 10% y tú me dices que saco un 30%?”, se interesó Borrell. “Porque ese 30% no te vota a ti, sino que vota contra el aparato”, le aclaró Zaragoza. Efectivamente, Almunia recogió más avales que Borrell. Pero, a la hora de la verdad, en las primarias celebradas el 24 de abril de 1998, Borrell dio la campanada y llegó al 54,9% de los votos –con 114.254 papeletas–, frente al 44,6% en que se quedó Almunia –con 92.860 votos–. Más de 21.000 votos dieron por tanto la victoria final a Borrell, para pasmo de todos los aparatos territoriales y federales del PSOE. “Borrell ganó posiblemente porque todo el aparato oficial del partido apoyó a Almunia”, admitió años después Alfonso Guerra.
Ahora, tras casi veinte años, muchos recuerdan aquella pugna entre Almunia y Borrell ante las primarias que, el próximo 21 de mayo, elegirán al nuevo secretario general del PSOE.
Y lo hacen porque, de nuevo, la mayor parte de los aparatos terriya toriales y los referentes socialistas se han manifestado ya a favor de una candidatura: la de la andaluza Susana Díaz. Según se encargó ella misma de visualizar en el gran acto que protagonizó en Madrid el pasado 26 de marzo, en el que anunció que se presentará a las primarias, en primera fila mostraron su respaldo Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfonso Guerra y Alfredo Pérez Rubalcaba; los presidentes autonómicos Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page, Ximo Puig o Javier Lambán; los exministros José Bono, José Blanco, la recientemente fallecida Carme Chacón...
Una “demostración de fuerza”, según celebraron sus fieles, que había de dejar tiritando a sus adversarios. “Pero muy contraproducente”, advirtieron tanto en el equipo de Pedro Sánchez como en el de Patxi López. “Susana no ha comprendido aún que esto no funciona así”, dicen.
Significativamente, Josep Borrell respalda ahora a Pedro Sánchez y ya anunció públicamente que le daría su aval, quizá rememorando aquellas primarias de 1998 en las que se enfrentó a todo el aparato del PSOE y ganó. En cambio, otros dos veteranos como el propio Joaquín Almunia y Manuel Chaves apoyan ahora a Patxi López.
Susana Díaz, efectivamente, se enfrenta al riesgo del efecto Borrell en el PSOE, y en los equipos de Pedro Sánchez y de Patxi López aseguran haber comprobado que existe una fuerte oposición entre la militancia a la líder andaluza. “Un 30% votará a Pedro, pero no por Pedro sino contra Susana”, advierten algunos dirigentes, refrescando aquel augurio de José Zaragoza de 1998.
Aunque los fieles a Pedro Sánchez ya dan por hecho que superarán dicho porcentaje, y algunos están convencidos de que ganarán la partida. Pero los defensores de Susana Díaz, en cambio, dan por segura la victoria sin ninguna duda. Incluso por veinte puntos de diferencia.
Elena Valenciano, ex vicesecretaria general del PSOE y actual eurodiputada, vivió aquel choque de 1998 del lado de Borrell y ahora apoya a Díaz. Pero rechaza que Sánchez pueda equipararse de ninguna manera al Borrell de hace veinte años o que puedan compararse ambas primarias. “Sólo se parecen en que una parte muy importante del aparato estaba entonces con Almunia. Pero se trataba de elegir al candidato a la presidencia del gobierno, no al secretario general del PSOE, y Borrell ya había tenido una gestión política muy exitosa en el gobierno. En cambio, Sánchez ya ha sido secretario general y ahora se presenta a la reelección. Pero su gestión es muy reciente y el balance es fatal, con dos fracasos electorales y una gravísima división interna. Es decir, se presenta para ser reelegido en un cargo en el que ya ha fracasado estrepitosamente”, zanja Valenciano.
Otros fieles a Díaz, como el veterano alcalde de Vigo Abel Caballero, rechazan que Díaz sea la candidata del aparato y Sánchez el de la militancia. “Nadie ha protagonizado un acto con militantes tan grande como el de Susana en Madrid, había más de 9.000”, asegura. “Más de 9.000 barones y baronesas”, zanjó José Blanco, negando el supuesto elitismo de los apoyos de Díaz.