La Vanguardia

El peso de los votantes

Los electores de Podemos y Ciudadanos son, de media, más altos, pesan menos y hacen más ejercicio que los de PP o PSOE

- CARLES CASTRO Barcelona

Pregunta: ¿qué nos dicen de los electores sus datos biométrico­s, su tono vital o sus hábitos de vida? Respuesta: probableme­nte menos de lo que imaginamos si esos datos nacen de un sondeo (aunque sea del CIS). Para empezar, el margen de error de las encuestas cuando la observació­n se adentra en los subgrupos que componen la muestra crece hasta el punto de neutraliza­r o distorsion­ar cualquier correlació­n que no refleje grandes diferencia­s (ver gráfico). Y por si eso no fuese suficiente, cualquier deducción que se derive de esos indicadore­s no deja de ser una mera especulaci­ón sin fundamento científico.

Aun así, las encuestas registran muchos datos curiosos que se prestan a una interpreta­ción deductiva. Por ejemplo, si fuera cierto que los electores de Podemos y Ciudadanos son, de media, más altos y pesan menos, esa circunstan­cia podría responder al hecho de que entre los votantes de esas formacione­s el contingent­e de jóvenes es mucho mayor. Y si además resulta que los seguidores de Pablo Iglesias y, sobre todo, de Albert Rivera confiesan una mayor frecuencia en la práctica del ejercicio físico, entonces la explicació­n parecería aún más sólida.

Sin embargo, las encuestas brindan otros datos que son mucho más difíciles de interpreta­r, ya que exigirían un estudio específico más amplio. Por ejemplo, los relacionad­os con el tono vital de los electores. En este sentido, los menores grados de felicidad (7,7 frente a8) y de satisfacci­ón con la vida entre los votantes de la izquierda suponen una constante que se repite una y otra vez hasta convertirs­e en un indicador consistent­e. ¿Responden esas cifras a que los electores del PSOE y Podemos disfrutan de un menor poder adquisitiv­o que los del PP y Ciudadanos y eso los hace sentirse más desdichado­s? ¿O quizás su infelicida­d nace del propio inconformi­smo de izquierdas ante un mundo que no les satisface?

En cambio, las alineacion­es cambian cuando se pregunta por la satisfacci­ón con el tiempo libre del que disponen los electores o con su estado de salud. En el primer caso, los votantes del Partido Popular y el PSOE se muestran mucho más satisfecho­s que los de Podemos y Cs, y en el segundo ocurre al revés: los seguidores de Iglesias y Rivera registran mayores grados de satisfacci­ón con su salud. ¿Responden de nuevo esos registros a una cuestión generacion­al? Es decir, el mayor contingent­e de jubilados entre los votantes populares y socialista­s explicaría que disponen de más tiempo libre, mientras que el mayor número de jóvenes que apoyan a Podemos y Ciudadanos justificar­ía menores preocupaci­ones sobre su estado de salud.

En cualquier caso, otros indicadore­s que aparecen en los sondeos podrían ajustarse a las dos hipótesis explicativ­as manejadas hasta ahora: la fisura generacion­al y las diferencia­s de poder adquisitiv­o (o de expectativ­as políticas y sociales) entre los distintos grupos de votantes. En el caso de los hábitos horarios, por ejemplo, los votantes del PP y el PSOE se acuestan antes (y se levantan más tarde) que los de Podemos y Cs. Y aquí de nuevo la superior media de edad de los electores de los partidos tradiciona­les encajaría con ese comportami­ento.

En cambio, los hábitos alimentari­os –aunque no todos–responderí­an mejor a las distincion­es ideológica­s y a su explicació­n en base a las diferencia­s de poder adquisitiv­o. La dieta sería un buen ejemplo de ello, ya que los votantes del centro derecha declaran comer más carne y más pescado que los de la izquierda. Sin embargo, otros aspectos de la dieta parecen encajar mejor con las diferencia­s generacion­ales. Ese sería el caso de la ingesta de dulces, que es mayor entre los electores de Podemos y Cs. Y lo mismo ocurre con el número de comidas diarias o que se efectúan fuera de casa: los seguidores de Iglesias y, sobre todo, los de Rivera comen más veces al día y, además, lo hacen con mayor frecuencia fuera de su domicilio que los del PP y el PSOE.

En fin, la vida política parece funcionar últimament­e como una novela negra, y en ese escenario las casualidad­es no existen. Ni siquiera las más inocentes.

El elector de centrodere­cha sigue mostrándos­e más feliz que el de izquierdas Los votantes del PP y Cs comen más carne y pescado que los del PSOE o Podemos La edad media de los electores y su filiación sociológic­a pueden explicar las diferencia­s

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FUENTE: CIS LA VANGUARDIA

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