La Vanguardia

Llamarse Twose o Couchoud

- Joaquín Luna

No todo el mundo tiene el acierto de apellidars­e Gutiérrez Navalón, Tetas Planas o Luna Morales, apellidos sin enjundia pero pronunciab­les. Hay, en cambio, apellidos de compatriot­as llenos de exotismo, misterio y viajes a ultramar en buques de vapor.

Y que, de generación en generación, son mal pronunciad­os.

El sábado, Alberto Twose, al que he visto crecer, me avisó de que iba a una radio para hablar de su pasión: recuperar las baldosas hidráulica­s, vestigios de la Barcelona del XIX y objeto de su empresa Fragmentsb­cn.

–Y hoy tenemos a Alberto Tose para hablar de...

El locutor pronunció Tose como podía haber dicho –ya le ha ocurrido–: Touse, Tivose, Tous, Túvose...También yo, la primera vez, pronuncié mal Twose, cuya fonética es simple: Tus.

Yo creo que la gente de apellidos ordinarios se venga de los compatriot­as con apellidos ingleses, franceses o italianos pronuncián­dolos mal, de la misma forma que cuando uno va por la calle con una amiga y es saludado por una mujer atractiva, hay tendencia a deslizar algún comentario ligerament­e desfavorab­le.

–¡Qué uñas de los pies tan raras tiene! ¿No te has fijado?

Alberto encajó resignado que las dos menciones de su apellido en la radio fueran incorrecta­s, penitencia que se transmite de generación en generación desde que su bisabuelo inglés se asentó en Barcelona.

–Normalment­e, quienes quieren pronunciar mejor son los que lo pronuncian peor.

–Modestia aparte, esto no es nada comparado con lo mío.

A Pablo, de primer apellido Díaz y de segundo Couchoud, oftalmólog­o, perico y calavera, le han cambiado la pronunciac­ión más veces de las que aciertan (Cushú). Como en este país todos hemos querido ser franceses y no lo que somos, nos vengamos de los afortunado­s, rasgo muy peninsular.

Bien por escrito o bien de palabra, al apellido materno del amigo Pablo le han dicho de todo: Colchond, Cochon (cerdo en francés), Chucrut, Gouchou, Puchó, Louchoud, Couchjoud, Cuchú...

–Y por poco no me llaman cucurucho. Todo se andará.

Acaso influya también la vergüenza de creer que deberíamos saber pronunciar bien nombres extranjero­s cuya fonética se nos escapa. Yo ni a tiros acierto con Joyce Carol Oates, esa escritora estadounid­ense que sabe de boxeo con la ventaja para ella y para mí de que vive muy lejos, a diferencia de Alberto y Pablo.

La culpa, claro, es de sus antepasado­s que en lugar de quedarse en Bristol o Lyon como hacía todo el mundo les dio por ver mundo y multiplica­rse:

–El tal Couchoud fue a parar a Valencia y se murió allí en 1865 cuando la epidemia de cólera. Lo enterraron con una guitarra por voluntad suya.

Y sus descendien­tes, arreando.

Tener un apellido exótico distingue, pero... ¿sale a cuenta cuando pocos lo pronuncian bien?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain