Notas secretas desde la embajada sobre la situación en Francia
El 16 de noviembre de 1944 Franco nombra embajador de España en París a Miguel Mateu, que acaba de dejar la alcaldía de Barcelona. La ayuda de los exiliados republicanos a la resistencia francesa y la estrecha relación entre los maquis y los comunistas eran un quebradero de cabeza para el franquismo. Y Mateu, por sus contactos empresariales, podía romper el aislamiento de España. Según un documento, su sueldo personal era de 27.000 pesetas anuales, más 90.000 por “gastos de representación´”.
Nada más llegar a París, Miguel Mateu empezó a desplegar una gran actividad. Enviaba informes a diario al gobierno de Franco. Informaba sobre la situación política internacional y cuestiones relacionadas con los refugiados españoles (completados con dossieres del policía Pedro Urraca, el mismo que detuvo a Companys). Se quejaba, por ejemplo, de las manifestaciones de protesta contra los cónsules españoles, de la presencia de “guerrilleros desarmados que pululan por Toulouse” y del sindicato de policía de Perpiñán, que “ha tomado el acuerdo de negarse a cumplir las órdenes que pudieran dársele para proteger al cónsul de España”.
Miguel Mateu intentó un acercamiento a los aliados y romper la imagen de una España prohitleriana. En una de sus primeras notas pide que se desmienta “la patraña” de que barcos alemanes se han abastecido en los puertos del Cantábrico. En otra, dice que se ha quejado al Quai d’Orsay por ataques de la prensa que atribuyen “al gobierno español el envío a prostíbulos de niñas arrancadas a sus hogares y por tratar de felones a los oficiales españoles”. En una nota del 5 de abril de 1945 dice que de 245 noticias de la prensa francesa sobre España, sólo seis son favorables.
Interesante es su advertencia sobre la llegada de los deportados internados en los campos de concentración de Buchenwald, Bilsen y otros. “Las manifestaciones de estos deportados no pueden ser más terribles para los alemanes. Han cometido con ellos horrores de todas clases, y el clamor que este trato inhumano ha levantado aquí es general. Muchos vienen con sus número tatuados en los brazos. Se ha probado que en Buchenwald hubo un promedio de 300 muertes diarias”. Días después informa que ha llegado a París “el joven Jorge Semprún, hijo del ex gobernador civil de Toledo y cuñado de Maura”, detenido en Buchenwald.
En abril, recién acabada la guerra, llegan a París dos vagones llenos de naranjas para ser repartidos entre la población francesa. Era una iniciativa de Mateu, que pide que se repita, por su buena acogida (“es en los sectores pobres donde existe un ambiente más contrario a nosotros”). El 19/IV/1945 informa que en Francia hay de 2.000 a 2.500 mutilados republicanos y pregunta “si se pudiese encontrar una manera de ayudar un poco”.
Mateu alertó ya a principios de 1945 de los horrores en los campos de concentración nazis