La Vanguardia

Pendientes de Madrid

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El tributo de la Generalita­t que comienza a aplicarse hoy a las bebidas azucaradas quedará sin efecto si el Gobierno central acaba aprobando otro similar. Por el momento, el impuesto estatal está en la recámara. El Ejecutivo sólo lo aprobará si se le descuadran las cuentas previstas para el 2017 de tal modo que se incumpla el objetivo de déficit, fijado en el 3,1%. Así se explica en la actualizac­ión del programa de estabilida­d presupuest­aria 20172020 (véase La Vanguardia de ayer). Con el impuesto sobre estos refrescos, los ministerio­s de Hacienda y de Economía prevén ingresar 200 millones de euros. Si finalmente recibe luz verde, pasaría algo similar a lo que ocurrió con el tributo de depósitos bancarios catalán, creado en el 2012 y anulado en el 2015 por el Tribunal Constituci­onal por colisionar con otro de ámbito español.

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