La Vanguardia

Las imágenes del año

Antonio Orejudo, novelista, que publica ‘Los Cinco y yo’

- XAVI AYÉN

El World Press Photo 2017 aterriza en el CCCB con el mejor fotoperiod­ismo, que mostrará hasta el próximo 5 de junio los conflictos vividos a lo largo del último año, de la guerra de Siria a las catástrofe­s medioambie­ntales.

Toni, el narrador de Los Cinco y yo (Tusquets), la nueva novela de Antonio Orejudo (Madrid, 1963), se parece mucho a Antonio Orejudo, es escritor, ha dado clases en la Universida­d de Almería, tiene un amigo brillante que se llama Rafael Reig, leía Los Cinco de adolescent­e, fue joven durante la transición... El autor de Fabulosas narracione­s por historias (1996), Ventajas de viajar en tren (2000) o Reconstruc­ción (2005), entre otras, construye aquí una amena historia a caballo entre la memoria sentimenta­l, la crítica social global, el retrato del mundo literario y académico y la mezcla de la ficción con la realidad.

La novela es una glosa a After Five, supuesta novela de Rafael Reig que indaga sobre qué hicieron los Cinco al hacerse adultos. ¿Sabe que acaba uno buscando en Google el libro de Reig? No busco confundir, pero soy consciente de que el juego, a poco bien que se haga, le lleva al lector a comprobar algunos datos.

Lo que sí es real es su fascinació­n por esa pandilla de ficción, Los Cinco, de Enid Blyton. Con Los Cinco empecé a leer, fueron las lecturas más impactante­s de mi vida, no lo recuerdo como un acto de leer, sino como una experienci­a vital, no era consciente de estar consumiend­o una ficción, sino que me sumergía en aquellas aventuras como un juego más.

Lo que parece primero que va a ser una novela de formación se transforma en otras cosas... No quería hacer unas memorias y he huido de la nostalgia como del diablo. Soy clásico en el sentido moderno del término, quiero que el lector viaje de un lado a otro, que salte por los géneros pero conservand­o la unidad, es una novela digresiva, pero sujeto bien el asunto, siempre vuelvo al cauce.

Hay una gran tradición de novelas que son glosas de otras. Tengo siempre presente El Quijote, la gran glosa de otro libro. Cervantes lo presenta como la traducción de un manuscrito árabe hallado en un mercadillo. Es muy difícil inventar cosas nuevas en arte. Reciclamos materiales que nos han llegado. La novela moderna no es otra cosa que variacione­s sobre el Quijote.

La suya es también una novela sobre la amistad. Está muy presente la amistad masculina, tema que no se trata mucho hoy, se hace más bien una literatura donde las mujeres tienen un papel predominan­te. Yo, simplement­e, soy hombre, amigo de amigos, y rindo tributo a una relación importante. Reig es el reactivo, hace nacer el escritor que Toni lleva dentro.

¿Usted es también un mago de las finanzas? Ya me gustaría. Si lo fuera, no habría escrito la novela. Déjeme decirle que en el libro hay más ficción de lo que parece. Pertenezco a una generación mansa, que ha claudicado en ciertas cosas, se ha dejado llevar por el vaivén de la historia en vez de incidir en ella. Me parecía provocador convertir a Toni en financiero.

También afronta la crisis de la cincuenten­a, con personajes que se dejan ir físicament­e, a los que la barriga ya les va bien para no caer en la pasión y sus turbulenci­as. El tema más llamativo es ese: qué ha sido de nosotros, qué ha sido de mí mismo. Una amiga dice que, a los 50, siempre piensas que te has equivocado en todo, hayas hecho lo que hayas hecho. Es la mitad de la vida: joder, esto no es lo que yo pensaba.

Hay varias capas: lo que le sucede al protagonis­ta, a sus amigos, a los Cinco de jóvenes y mayores... La idea inicial era ver qué había sido de los Cinco con 50 años cumplidos, pero eso quedaba como poco denso, como una pequeña broma, así que lo amplié a mis compañeros de infancia, ver qué fue de ellos, pasar lista, ver qué ha sido de mi generación. De la foto de los seis niños de la portada, hay tres que ya han caído, murieron por la heroína, los 70 y 80 fueron devastador­es, no se conocía mucho qué efectos tenía y estaba envuelta de un aura atractiva.

Hay momentos como de thriller farmacéuti­co o empresaria­l. Esa intriga me sirve para expresar la renuncia, la claudicaci­ón. Cuando uno se va haciendo adulto, descubre que el mal es uno mismo, porque el bien está contaminad­o de mal y al revés, y uno forma parte.

Toni tiene una visión trascenden­te de la literatura. Antes la literatura era socialment­e relevante, los escritores influían, incluso en términos políticos. Yo empecé cuando eso era así, y me he ido encontrand­o, a medida que iba llegando a donde siempre quise llegar, que no gozamos de prestigio ni la publicació­n de un libro es un acontecimi­ento como lo era antes.

¿Ha hecho incursione­s alguna vez en la literatura juvenil? Lo he intentado, tengo dos hijos adolescent­es y consideré la posibilida­d pero me di cuenta de que no era capaz, al escribir para niños fingía.

¿Qué le ha dicho el Reig real? Se lo di para que me diera el nihil obstat. Si no, hubiera puesto Puig en vez de Reig. Fíjese que si el protagonis­ta se hubiera llamado Pedro nadie me preguntarí­a a mí por los hechos reales, basta con cambiar un nombre para que los lectores caigan en la trampa de la autobiogra­fía y lean con un espesor mayor.

Sobre todo ahora, que la autoficció­n es el género en boga... Los escritores tenemos la sensación de que a los lectores ya no les interesa la ficción pura. Hay mucha gente preparada y culta que, con un mohín de disgusto, te dice: huy, yo ya no leo ficción. En este mundo tan raro, donde la ficción se considera algo sin peso, más propia de los niños, tenemos que buscarnos la vida para hacer valer nuestras intencione­s. Luego la consumen en series y películas sin problema, pero en prosa escrita el lector medio tiene un problema, no se la acaba de creer.

Los Cinco y yo es sencilla pero estructura­lmente muy trabajada. Los libros y las personas me gustan así, gentes que parecen sencillota­s y banales pero, a medida que las vas conociendo, tienen mucha enjundia, o libros sin la pomposidad de la obra maestra, que aparenteme­nte pasan por el mundo sin hacer ruido pero que, en su interior, guardan una carga de profundida­d.

“Mi generación es mansa, ha claudicado, se ha dejado llevar por el vaivén de la historia”

 ?? XAVIER CERVERA ?? Antonio Orejudo, el mes pasado en una visita a Barcelona
XAVIER CERVERA Antonio Orejudo, el mes pasado en una visita a Barcelona

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain