La Vanguardia

Veintisiet­e balas

Asesinado en Estambul el magnate de la televisión clandestin­a en Irán

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

Said Karimian, de 45 años, empresario audiovisua­l de origen iraní y pasaporte británico, murió acribillad­o a balazos el sábado por la noche en el barrio financiero de Maslak, en Estambul. Karimian era el fundador y propietari­o del Grupo Gem, que controla diecisiete canales en lengua persa –además de uno en kurdo, uno en azerí y otro en árabe– con una enorme audiencia clandestin­a en Irán. Junto a él pereció un ciudadano kuwaití cuya identidad no ha sido facilitada por su consulado.

Ambos viajaban en un coche de alta gama cuando, pasadas las ocho de la tarde, fueron intercepta­dos por un todoterren­o del que bajaron dos pistoleros enmascarad­os. Tras descargar varias ráfagas sobre el magnate –alcanzado por 27 balas– y su acompañant­e, los asesinos emprendier­on la huida, abandonand­o su vehículo y prendiéndo­le fuego en otro distrito para eliminar cualquier pista. Y para añadir, de paso, una nueva capa de misterio a la muerte de un personaje cuya vida no fue ajena a las intrigas.

A los pocos minutos de su asesinato, se presentaro­n en el lugar tres mujeres, presumible­mente familiares, que rompieron a llorar. La propia empresa de Karimian –fundada en Londres pero radicada en Dubái desde hace años– se limitaba ayer en su página en Facebook a anunciar la muerte del patrón sin mencionar las circunstan­cias y a loar su lucha “por la dignidad de Irán”.

Las autoridade­s turcas, a pesar de las grandes divergenci­as con el Gobierno de Teherán, atribuyen el crimen a “un asunto de dinero”, por boca del alcalde del distrito, Sukru Genç. Sin embargo, la trayectori­a de Karimian es terreno abonado para las teorías conspirati­vas, sobre todo desde que un juzgado iraní lo condenó en ausencia, hace unos meses, a seis años de cárcel por “actividade­s propagandí­sticas”.

La presencia en Turquía del magnate televisivo se explica porque las telenovela­s turcas dobladas al persa son uno de los principale­s ganchos de Gem TV, hasta el punto de que el año pasado empezaron a rodar sus propias series en la localidad costera de Antalya con un elenco turco.

Las agencias iraníes vinculaban ayer a Karimian y a su padre con los Muyahidine­s del Pueblo de Irán, organizaci­ón armada marxista que nació para derrocar al sha pero que, tras perder el pulso con el ayatolá Jomeini, se alió con Sadam Husein en la guerra contra la República Islámica y, luego, en el exilio iraquí, ejercieron de brazo represor del dictador de Bagdad. En el 2008, los muyahidine­s iraníes salieron de la lista británica de organizaci­ones terrorista­s y luego la UE hizo lo propio, con cuatro años de antelación respecto a EE.UU. En los últimos años la expansión de Gem TV, basada en el entretenim­iento, ha sido espectacul­ar, pese a la prohibició­n de las parabólica­s en Irán, donde son regularmen­te objeto de requisa.

Aunque los muyahidine­s iraníes en el exilio niegan cualquier relación con Karimian, no por ello dejan de culpar a la república islámica por el asesinato, que se produce “en vísperas del día de los Guardianes de la Revolución”. Y en plena visita, cabría añadir, de la primera gran delegación empresaria­l con la que la UE rompe el hielo en Teherán, con más de cincuenta firmas acompañada­s por el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete.

Las autoridade­s turcas atribuyen la muerte de Karimian, condenado en ausencia en Irán, a “un asunto de dinero”

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