Las proclamas machistas y racistas en el mundo del deporte
Las proclamas machistas y racistas dejan fuera de juego a sus autores
Ilie Nastase demostró con su comportamiento durante la eliminatoria de la Copa Federación de Tenis entre Gran Bretaña y Rumanía y con sus declaraciones racistas sobre el hijo de la tenista Serena Williams que el haber sido una estrella del deporte no exime a nadie de comportarse y ser un energúmeno.
Claro que el rumano no es el único personaje del mundo del tenis que ha estrellado la bola en la red con sus declaraciones. Sin ir más lejos, Novak Djokovic –actual número 2 del mundo–, cuando le preguntaron si hombres y mujeres debían cobrar lo mismo, respondió que “la ATP debería luchar por más dinero porque las estadísticas muestran que tenemos muchos más espectadores en los partidos de hombres. Esta es una de las razones por las que pienso que debemos (los hombres) ganar más”.
También el tenista Ernests Gulbis se manifestó en contra de que las mujeres sean tenistas profesionales. Según el letón, “una mujer necesita disfrutar de la vida un poco más. Necesita pensar en la familia. Necesita pensar en los hijos. ¿En qué hijos puedes pensar hasta los 27 años si juegas al tenis? Es duro para una mujer”, dijo Gulbis. Pero los tenistas patrios también tuvieron un problema con sus niveles de testosterona cuando la Federación Española de Tenis anunció que Gala León sería la nueva seleccionadora del equipo de Copa Davis. Fernando Verdasco dijo que “no es por ir en contra de ella –no, claro–, pero siempre que se pueda (el capitán) debe ser un hombre”. Y a Toni Nadal, tío y entrenador de Rafa Nadal, pareció que le preocupaba lo que pudiera suceder dentro del vestuario si el entrenador era una mujer: “Tener una mujer al frente de la Davis no es lo normal, porque no conoce el circuito masculino y en los equipos de Davis se pasa mucho tiempo en los vestuarios con poca ropa y con una mujer no deja de ser extraño”.
Pero, claro, no sólo en el tenis hay a quien le patina el freno. Al jugador de fútbol Kerem Demirbay, por ejemplo, no le sentó nada bien que una árbitro le expulsara en un partido, y dijo que “las mujeres no
tienen sitio en el fútbol masculino”. Pero a Demirbay también le sacó tarjeta roja su equipo. Tras estas declaraciones, su club, el Fortuna Düsseldorf, obligó al jugador a arbitrar un partido de fútbol femenino como castigo. Y sin salir del mundo del fútbol, hace pocos días, un ilustre de este deporte, el exentrenador del Sevilla y exseleccionador de Argentina Carlos Salvador Bilardo –el del famoso “¡písalo, písalo!”–, se despachaba sobre el aumento de denuncias por abusos sexuales en Argentina y aseguraba –en un programa de televisión– que “una mujer no puede ir vestida como quiera. Hay muchas que van muy provocativas. En la playa, que una mujer vaya como quiera, pero en la calle no se pueden vestir como quieran porque incitan a la violación”. Bilardo fue el mismo que soltó esta otra perla sobre la conveniencia de que los jugadores mantuvieran relaciones sexuales antes de los partidos: “No estoy de acuerdo con que los jugadores no tengan relaciones sexuales antes de los partidos. Mientras las mujeres sean las que estén arriba, todo estará bien”.
Otro que se sintió amenazado por una mujer fue el piloto de fórmula 1 Sergio Pérez. En el 2014, cuando corría para Force India, se rumoreaba que la piloto Susie Wolf se podía incorporar a la escudería. Pérez, después de decir que Wolf era “una gran piloto”, quiso matizar sus declaraciones y añadió que “no esperemos grandes cosas de ella”. Y cuando le preguntaron si le gustaría compartir equipo con una mujer, dijo: “Imagínate, si te gana una mujer ya es el colmo. Mejor que se vaya a la cocina”.