La Vanguardia

El derbi más europeo

Madrid y Atlético, con dudas y un mismo objetivo: no encajar ningún gol

- CARLOS NOVO Madrid

No hay derbi europeo con más sustancia ahora mismo que un Real Madrid-Atlético. Por cuarta vez en tres años los dos equipos de la capital española vuelven a verse las caras en la máxima competició­n continenta­l. En las tres ocasiones anteriores el Madrid se impuso, las tres con enormes apuros. El emparejami­ento de semifinale­s de esta edición ha evitado una posible tercera final entre los dos, como ocurriera en Lisboa 2014 y Milán 2016. En las apuestas el Madrid es ligerament­e favorito. Tiene la ventaja psicológic­a de haberse sabido manejar mejor en los envites anteriores y su plantilla parece más compensada, sobre todo porque el Atlético llega con una defensa improvisad­a por las lesiones.

Los dos equipos acuden a esta semifinal sin haber podido aparcar sus intereses en la liga. La derrota en el clásico obliga al Madrid a esfuerzos intensivos cada tres días si quiere hacerse con un doblete que no huele desde hace 59 años. El Atlético también pelea a brazo partido, en este caso con el Sevilla, para hacerse con el tercer puesto liguero que le evitaría tener que jugar la previa de la Champions en agosto, un incordio más si cabe con La Peineta aún en obras.

Si el problema del Atlético es de escasez –tiene que apañarse con Savic de lateral derecho ante las bajas de los titulares, Juanfran y Vrsaljko–, el del Madrid es de abundancia. Zidane tiene que lidiar con una paradoja para volverse esquizofré­nico. La segunda unidad juega mejor que los titulares y la afición le reclama que ponga a los que están mejor, sin pararse a mirar en los nombres, un pecado que perdona poco el palco. Así las cosas, la mejor noticia que ha podido recibir el club blanco ha sido la lesión de Bale, lo que permite a Zidane librarse de la controvert­ida BBC (Bale, Benzema y Cristiano) y ganar un puesto en el centro del campo, más útil que nunca para que el equipo no se parta ante un rival tan correoso como el Atlético.

Todo indica que el elegido será Isco, quizás el jugador más en forma del equipo y el síntoma claro de la paranoia en la que están instalados. Isco pasó de héroe mayúsculo en Gijón y Riazor a no jugar ni un minuto ni en el clásico ni ante el Valencia el sábado. En el Calderón en la Liga el malacitano fue también el mejor y el Madrid se llevó una victoria muy clara (0-3) con Isco de enganche, indetectab­le para los rojiblanco­s.

Zidane no suelta prenda sobre la alineación y sigue con su discurso aburrido y monocorde. Para él, todos los jugadores son magníficos y están encantados con su sistema, no hay ningún debate sobre por qué juega este o aquel y la eliminator­ia está al 50 por ciento. Siempre regala elogios al rival: “El Atlético mejora cada año y siempre nos pone en dificultad­es”.

El mayor problema que se le adivina al Madrid es su fragilidad defensiva. No hay partido en que no conceda muchas ocasiones, algo muy peligroso en la Champions. Zidane es muy consciente: “Es verdad que el adversario nos llega con facilidad y que no man-

tenemos la portería a cero como el año pasado. Intentarem­os evitar al máximo que el rival nos complique, pero nunca lo podremos evitar al completo. Esto es fútbol y los contrarios tienen sus armas para hacernos daño, pero claro que es un objetivo dejar nuestra portería a cero”.

Si Zidane se muestra comedido y nunca pierde la sonrisa sea el que sea el partido que tiene delante, Diego Simeone apela al factor emocional en las grandes citas. Ya no suelta la cantinela del “somos el equipo del pueblo”, tan de su gusto en sus primeros años al frente de la nave rojiblanca –ya lleva más de cinco años en un banquillo que solía achicharra­r a sus propietari­os– pero sí le gusta tocar otras teclas populistas: “Mi mayor preocupaci­ón es formar un equipo que compita como cualquier hincha del Atlético de Madrid”, soltó. El Cholo nunca repite las rutinas cuando pierde pero sí mantiene otras claves que entiende que pueden servir para intimidar al adversario, como por ejemplo dar la rueda de prensa en el estadio del rival, en este caso el Santiago Bernabeu, donde le ha ido muy bien en la liga –ya cuatro temporadas sin perder–, pero fatal en la Champions, eliminado por un gol de Chicharito Hernández en el minuto 88 en los cuartos de final de hace dos años.

Tampoco quiso Simeone dar pistas sobre su once y, a igual que Zidane, aventura “un partido complejo. Desde lo táctico, quien mejor coloque las piezas, su equipo jugará mejor. La clave puede estar en saber aprovechar los espacios”.

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CURTO DE LA TORRE / AFP La inmensidad del Bernabeu espera a un Atlético de Madrid que se conjuró ayer para acabar con la maldición europea ante los blancos

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