El Reus hunde al Nàstic con un zarpazo
Mereció el Nàstic ayer como mínimo el empate ante su eterno rival, el Reus Deportiu, pero el fútbol no entiende de justicia (0-1). En su único disparo entre los tres palos y en el minuto 90, los de la capital del Baix Camp enviaron temporalmente a los de Tarragona al purgatorio, en zona de descenso a Segunda B. Máyor aprovechó un buen contragolpe y acabó con casi seis partidos de su equipo sin marcar. Antes lo intentó hasta la desesperación el equipo de Juan Merino, con más intensidad y amor propio que fútbol. Enfrente, un Reus que vino al Nou Estadi a buscar descaradamente el empate. Pero se encontró con tres puntos que le alejan de la zona de descenso, ahora a cuatro puntos, los mismos que le separan de su vecino.
El partido tuvo también polémica, con un gol de Xavi Molina en el descuento, tras el 0-1, que anuló el colegiado por un claro fuera de juego. Pero la historia dirá que el Reus, con el presupuesto más menguado de la Segunda División española, fue capaz de ganar en Tarragona, ante 12.541 aficionados, en un duelo tan dramático y emocionante como feo por lo que al aspecto estrictamente futbolístico se refiere.
El mejor del partido, sin duda, fue el guardameta Edgar Badia, que estuvo inmenso bajo palos y fue capaz de evitar un gol cantado a cabezazo de Perone con una mano milagrosa con el 0-0 en el marcador. El portero barcelonés paró también un gran disparo de Emaná desde fuera del área.
Al final, después de un desenlace tan emotivo, hubo locura colectiva en el equipo ganxet y tristeza angustiante en los pelacanyes, hundidos en el centro del campo, agradeciendo el apoyo de su afición.