La Vanguardia

“Dentro de 20 años conducir será como hoy montar a caballo”

Me llamo Mar Rodríguez (Hershenson de casada) y soy de Barcelona. ¿Edad? Aún estoy emprendien­do. Vivo delante de Google y veo coches sin conductor, robots y drones en mi calle cada día. Si al vivir no sacas algunos ceros, no tendrás dieces. Colaboro con

- LLUÍS AMIGUET

Quería ser usted inventora desde pequeñita? Mi padre es médico en Barcelona y mi madre, farmacéuti­ca, pero yo quería ser ingeniera. Y ver mundo. Acabé Ingeniería en Icade de Madrid y en 1993 me fui a Stanford a pasar un veranito y echar un vistazo.

Buen clima...

Siempre agradable. Ni calor ni frío.

...Para emprender, también.

Una de las cosas que he aprendido es que tu valía personal cuenta, pero cuenta más aún el entorno en el que te mueves. Y hoy todo pasa allí en Silicon Valley. Me di cuenta aquel verano y decidí quedarme en Stanford.

Cuesta un dineral estudiar y vivir allí.

Por eso, para tener el visado, me matriculé en un máster y encontré trabajo en una empresa de semiconduc­tores que me pagó el primer semestre. Después, trabajé en la universida­d y así me salió gratis el máster y luego el doctorado.

¿No pensó en dar clases?

Claro, y fui profesora en Stanford mucho tiempo, pero eso allí significa también emprender y monté mi primera empresa, Barcelona Design.

Suena muy barcelonés.

Diseñaba microchips. Fue un fracaso.

No Pueslo sienta,lo siento. porque aprendí mucho y conocí a mi Enhorabuen­amarido, que resultópor su ser fracaso,una buena entonces. inversión.

Después de aquel primer fracaso creé dos empresas más: Sabiolabs y Revel...

¿Y...?

Un exitazo. Las vendimos muy bien.

¿Por cuánto?

No puedo decírselo. Firmé un contrato...

Vamos, que ahora juega usted en casa.

...Digamos que por lo suficiente para no tener que volver a trabajar.

¡Bien! Pero¿era eso es lo que quería?

Quería hacer lo que hago, que es lo que también hace todo el mundo en Silicon Valley cuando ya no necesita trabajar: crear un fondo para fundar empresas e invertir en las mejores ideas. Cada día es una aventura.

¿Y cómo le va?

Esta vez muy bien. Mi socio, Pejman Nozad, es un vendedor de alfombras...

Como presentaci­ón, resulta sugestiva...

Llegó a California desde Irán y se puso a lavar coches; después entró de empleado en una casa de venta de alfombras. Eran muy caras y las mejores sólo las compraban los que invertían en las nuevas tecnológic­as de Silicon Valley, así que un día le dijo a su jefe: “¿Por qué no invertimos nosotros también en empresas?”.

Supongo que no es tan diferente de las alfombras, al fin y al cabo.

Supone bien, porque para acertar en esto hay que saber ingeniería –para eso estoy yo–, pero también, y sobre todo, hay que tener olfato.

¿Cómo funciona el olfato?

Cuando hablo de olfato inversor me refiero a reconocer patrones y excepcione­s en cada proyecto. Usted ha hecho muchas entrevista­s y seguro que reconoce patrones: lo que se va repitiendo en los personajes, y las excepcione­s: malas y buenas en cada uno.

Lo intento.

Pues lo nuestro es detectar lo excepciona­l. Invertimos en 10 empresas y lo importante es que haya una que sea un exitazo; dos o tres que vayan tirando, y el resto... a olvidarlas pronto.

¿Un ejemplo de apuesta excepciona­l?

Mi socio, hoy un mito en Silicon Valley, empezó apostando por Drop Box y ahora en nuestro fondo, Pear, tenemos otras apuestas muy bonitas. Liquid Biopsy, por ejemplo, comerciali­za un análisis de sangre que diagnostic­a tumores antes de hacer la biopsia.

¿Dónde ve usted el futuro?

En la inteligenc­ia artificial. Es el nuevo internet. Sobre ella se está erigiendo todo lo que ya está cambiando nuestras vidas. Transporte, biotecnolo­gía, robótica...

Sea más concreta.

No sé si puedo... Tenemos cláusulas de confidenci­alidad.

Sea un poquiiiito indiscreta, entonces.

Tenemos un robot que hace el último tramo de los pedidos. Lleva los paquetes que compras en internet hasta tu puerta.

¿No lo atracan? ¡Pobre robot!

Precisamen­te el problema es que hoy los paquetes de Amazon que los repartidor­es dejan en las puertas los roban, así que en el futuro llamarás al robot y te lo llevará a casa enseguida... ¡Huy! He hablado demasiado, me temo.

Estamos entre amigos y no crea que aquí la gente invierte en aventuras fácilmente.

Por eso pido aquí a los emprendedo­res de mi pueblo que se animen a brindarnos proyectos. ¡Ánimo, que estamos dispuestos a poner dinero en lo que valga la pena y estoy convencida de que aquí hay ideas...! ¡Presentádm­elas!

¿Está usted en lo de los coches voladores?

Pues claro: hemos invertido mucho en drones y el coche sin conductor está ya a punto. Veo cada día a los de Google pasearse por mi calle.

¿Se implantará­n poco a poco?

Primero habrá camiones y vías reservadas a los coches sin conductor; después barrios, ciudades y, poco a poco, se irá prohibiend­o la conducción humana. Al final, conducir será como montar a caballo hoy. Un deporte para ricos.

¿Silicon Valley tiene algún defecto?

Allí tipos geniales leen novelas baratas de ciencia ficción. Y las hacen realidad. No es alta cultura, pero está cambiando el mundo.

 ??  ?? NEUS MASCARÓS
NEUS MASCARÓS
 ?? VÍCTOR-M. AMELA
IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET ??
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain